Javier Martos (Madrid, 1969) insiste en que aunque cueste creerlo un tercio de los niños está en pobreza relativa y reclama una actuación global para defender los derechos de la infancia.

- Los datos de pobreza no han mejorado de un año a otro, pese a la recuperación económica.

-Al hablar de pobreza hay muchos factores y aquí por ejemplo está la estacionalidad, que marca mucho la situación de muchos niños. Otros indicadores son la posibilidad de irse de vacaciones una semana al año, afrontar un gasto improvisto... Hablamos de exclusión social, no solo de pobreza monetaria. Y luego está la pobreza relativa, que viene marcada por el contexto: no es lo mismo un niño pobre en África que aquí. Pero sí, uno de cada tres niños en España está en situación de pobreza relativa.

- ¿Cómo revertir este problema?

-El problema de la pobreza infantil es estructural, viene de antes, aunque con la crisis ha aumentado: hay más niños pobres y los que ya lo eran, ahora lo son más. Son colectivos como hijos de extranjeros no comunitarios, niños gitanos, madres solteras... Nosotros proponemos medidas de urgencia, con un pacto de Estado por la infancia, y más recursos. España gasta un 1,3% de su PIB en medidas concretas de apoyo a las familias; la media europea es del 2,3%.

-¿Cómo sobrevive una familia de cuatro miembros con menos de 18.000 euros al año?

-Las familias tienen estrategias de supervivencia y buscan trabajo informal. También que sus hijos se pongan a trabajar en cuanto puedan, lo que provoca que dejen los estudios. Pensamos que las familias necesitan la ayuda del Estado, ahora hay mucha vulnerabilidad: ahora tener un hijo es un factor de pobreza y exclusión social, y eso, como política de Estado, es un desastre.

-¿Hay desigualdad?

-Sí. Hay un grupo con una capacidad adquisitiva muy grande y un colectivo mayor en situación de pobreza. Hay que introducir mecanismos para ayudar a las familias más vulnerables, y eso pasa por políticas fiscales y un abordaje integral del tema. Hay medidas como la renta social garantizada, pero para acabar con la vulnerabilidad hay que hacer una inversión muy grande en educación y potenciar el ascensor social.

- Los precios y la burbuja inmobiliaria han dificultado el acceso a la vivienda. ¿Cómo afecta es o a los menores y cómo revertirlo?

-Con los menores defendemos trabajar con todos los aspectos, no solo con una parte, y olvidar la perspectiva asistencialista. Si una familia puede comprar los libros para su hijo, pero luego no puede comprarle unas gafas nuevas cuando se le rompen o pagarle la cuota del club deportivo, pues es un problema, hay que ayudar al global. El ocio, el juego y el deporte, es muy importante para los menores, son derechos que deben estar al mismo nivel que los otros. Si no puedes jugar en el equipo de fútbol de tu pueblo porque no puedes federarte, te sientes excluido.

- Cuando se presentan los elevados datos de pobreza infantil, nunca falta quien dice "yo no me lo creo".

-Es una percepción: en la calle no ves esas dimensiones que refleja el informe, porque además somos una sociedad que esconde la pobreza, pero usamos los datos oficiales y concuerdan con lo que hablamos con otras organizaciones como Save the Children. Es una realidad que un tercio de los niños están en riesgo de exclusión, no nos tapemos los ojos.

- A su juicio, las administraciones se olvidan de los niños "porque no votan". Pero sus padres sí votan.

-A raíz de la crisis sí que hemos notado que la infancia ha empezado a estar sobre la mesa política. Pero este país es muy cainita y se hace mucho partidismo y hay medidas necesarias que algunos partidos critican solo porque la ha planteado otro partido, como abrir los comedores escolares durante los meses de verano en un momento de emergencia. Por eso pedimos un pacto de Estado. En tiempos de elecciones los partidos se dirigen a colectivos como los jubilados, que votan y son muchos, y sacan temas como el Pacto de Toledo. Hablan poco de la infancia, nadie se dirige a los jóvenes y a los niños para prometerles nada. Por eso hay organizaciones sociales que piden bajar la edad de voto a los 16 años, buscando además favorecer la participación de los jóvenes.

-¿ La escuela española ha mante nido la equidad tras la crisis?

-Los profesores han hecho un esfuerzo muy importante, ha habido muchos recortes que han afectado no tanto a la equidad sino a la calidad. Una cosa que nos preocupa es que en el país hay cada día más diferencias de una región a otra en cuanto a equidad: un niño nacido en el País Vasco estará mucho más protegido que en otras comunidades.

-¿El mundo entero está fallando a los niños sirios?

-Ahora quinientos millones de niños viven en conflicto en todo el mundo. Arrastramos grandes problemas de hace tiempo, algunos olvidados, como Yemen, Nigeria, Sudán del Sur... Habíamos visto grandes avances en América del Sur o India, pero los nuevos conflictos y emergencias nos obligan a reaccionar ante situaciones que no veíamos desde la II Guerra Mundial, como la crisis de los refugiados. En Siria la comunidad internacional no ha sabido reaccionar y Europa ha tenido un papel lamentable con los refugiados, han deshumanizado el concepto de solidaridad.