Arrecia la batalla machista contra la huelga de las mujeres, convocada para el 8 de marzo. El pistoletazo de salida lo dieron ya el PP y C's con sentencias peregrinas, en lugar de razonados y razonables argumentos. Guerra de propaganda a base de descalificaciones y, como siempre, sembrando miedo. Las derechas españolas, la más viejuna y la que va de progre, se han pronunciado ya contra la huelga desde posiciones netamente partidistas y con muy escasa racionalidad política. De ahí el recurso a la etiqueta facilona, al sofisma barato, a la consigna ciega, a la insidia y a la amenaza insinuada. Aquí en España, demasiados medios de comunicación no solo darán noticia de estas posiciones anti-huelga, como es natural, sino que ofrecerán interesada cobertura y pábulo a los mensajes más reaccionarios y anti-feministas, lo que ya no es tan natural. Es decir, tomarán partido.

Sin embargo, la huelga, aunque solo sea por el efecto producido con su convocatoria en 177 países, es ya un éxito para las mujeres, en general, y para las mujeres feministas y sus organizaciones. El impacto general y global en la opinión pública mundial garantiza avances y progreso en el gran debate sobre la igualdad de género, sobre el machismo, sobre la violencia machista y sobre el patriarcado. Las mujeres ganarán espacio y las organizaciones feministas avanzarán en su reflexión política, en la elaboración y concreción de su proyecto paradigmático, en su unidad de acción y en peso político global.

También la mera convocatoria de la huelga está asegurando ya el éxito de millones de micro-impactos directos, que plantean directamente la cuestión de la mujer y el debate sobre sus derechos y su emancipación en los espacios más concretos de la vida diaria y ordinaria: en el seno de las parejas, en el ámbito de las familias, en el marco de los compañeros y compañeras de trabajo o profesión, en las pandillas o en las asociaciones y corporaciones donde discurren nuestra vida y nuestras relaciones sociales. Este está siendo y será el mayor éxito de esta huelga. Tratarán de que no lo veamos, pero pronto se reconocerá como la única oportunidad global y razonable que nos queda a los seres humanos. A todos. A la huelga, pues, que ya es hora.