Miguel Montoya, uno de los gitanos adjudicatarios de uno de los pisos de Novo Mesoiro y Eirís que entrevistó ayer este diario, será "bien recibido" en los barrios. "Lo vamos a tratar bien. No viene de Penamoa ni es chabolista, por lo que no tiene que ver con lo que nosotros pedimos. No es un problema de racismo, es un problema de integración", asegura uno de los directivos de la Asociación de Vecinos de Novo Mesoiro. Uno de los representantes de los residentes en Eirís destaca que Montoya tampoco está a favor de que realojen a todos los chabolistas en los mismos edificios. "Opina como nosotros. Deben repartirlos por diferentes zonas de la ciudad. Hay algunos que como él serán excelentes personas, no lo negamos, pero no pueden poner a todos los chabolistas juntos", recalca uno de los portavoces de los vecinos de Eirís.

El adjudicatario de la vivienda aseguró a LA OPINIÓN que no quiere que se creen guetos y solicitó a los residentes que protestan que den "una oportunidad" a las familias gitanas que figuran en las listas de beneficiarios de los pisos elaboradas por el Ayuntamiento. "Me siento perseguido, maltratado psicológicamente y humillado. Tengo miedo porque nos meten a todos en el mismo bombo. Se creen que gitano es sinónimo de delincuente y vendedor de droga", aseguró Montoya. Tanto los representantes de los vecinales de Novo Mesoiro como de Eirís insisten en que Montoya tiene un contrato de trabajo y afirman que su situación es "diferente" a la de los chabolistas de Penamoa que figuran en las listas de adjudicatarios de las viviendas sociales de la Xunta.