El rechazo sufrido esta semana por la llamada ley Sinde en el Congreso pone de actualidad los daños causados por la piratería en el mundo de la cultura. Un productor audiovisual y un especialista en nuevas tecnologías conversan en este debate acerca de las perspectivas de solución para este problema.

P. Casal: No esperábamos que la ley fuera rechazada y tenemos que apuntarnos en el debe no haber previsto que tenemos unos políticos demasiado influenciables. Además, el debate que se ha suscitado no tiene nada que ver con la ley, que va en contra de la gente que gana dinero a base de robar. No entiendo cómo se puede estar en contra de eso, porque la ley no va contra la libertad de expresión ni en contra del derecho a descargarse cosas en internet, sino de cerrar portales de gente que se lucra con derechos de propiedad intelectual de otros. Lo que me pareció el colmo fueron las declaraciones del presidente de la Asociación de Internautas, que reconoció que sólo tiene 1.700 asociados, pero al que me da miedo oírle hablar porque parece el presidente del Gobierno.

M. Fernández: Fue una sorpresa que se rechazara la disposición adicional segunda, porque la llamada ley Sinde en realidad sólo es un apartado de la ley de Economía Sostenible, ya que no había gente del mundo de la política que estuviera en contra de esas medidas. Lo que pasó es que una fuerza política nacionalista no consiguió nada a cambio de dar su apoyo a esa ley y por eso no la respaldó.

P. Casal: ¿Por qué se le tiene que echar la culpa a CiU cuando no la apoyaron ni el Partido Popular, el mayor defensor de la propiedad privada, ni el PNV? Para mí, la mayor decepción fue la de Izquierda Unida, que defiende el derecho de los mineros españoles a extraer carbón aunque sea más caro que el extranjero pero que a nosotros no nos defiende, quizás porque no nos considera trabajadores de los de pico y pala. Eso dice mucho de cómo están los partidos, porque en realidad están en el siglo XIX.

M. Fernández: Es muy preocupante lo que se incluía en el articulado, porque en ningún momento dice que se vayan a cerrar las páginas de la gente que se lucra con derechos de otros, sino algo muy genérico que se desarrollará con un reglamento que nadie conoce, al tiempo que se crea un organismo administrativo con una potestad equivalente a una medida cautelar decidida por un juez, pero sin las protecciones legales oportunas. Una página web es un medio de comunicación y el derecho a la información es uno de los fundamentales, por lo que si alguien la cierra simplemente por un derecho de propiedad intelectual puede mantenerla cerrada durante tres o cuatro años, por lo que aunque después gane, de nada le valdrá entonces. Además, si una empresa exige el cierre de una web y después pierde el juicio, tendría que pagar una indemnización, pero si se crea una comisión estatal para esta labor, sería la Administración la que tendría que abonarla, lo que daría barra libre a las entidades de gestión para denunciar.

P. Casal: No puedo entender todo este entramado demagógico para defender a unos ladrones. No es verdad que esta ley sea para cerrar webs, sino las de quienes se lucran con la propiedad de otros. Es como cuando se dice que la Ley del Divorcio está para que la gente se divorcie. Sólo vamos a por cien o doscientas webs y la gente dice que es inútil porque van a volver a abrir enseguida, pero por esa razón habría que quitar el Código Civil porque las cárceles están llenas. Algunas empresas de pirateo institucionalizado tienen más ingresos que el conjunto de la mayoría de las productoras. El delegado del Partido Pirata sueco está alucinado de que una web pirata española facture 8 millones de euros al mes. Para las empresas de contenidos, internet es la solución y no el problema, pero con un ecosistema. Tampoco creo que este movimiento contra la ley sea la democracia como se ha dicho, porque es preocupante que se hayan atacado las webs de los partidos.

M. Fernández: Quien ataca las webs no son las asociaciones de internautas, sino hackers.

P. Casal: Pero les han jaleado.

M. Fernández: Es como cuando se bloquearon las páginas de Mastercard o Paypal cuando pasó lo de Wikileaks. No fue la gente de Wikileaks, sino exaltados como los que queman contenedores en las manifestaciones.

P. Casal: Esa gente no se puede arrogar la representación de todo el mundo, porque internautas somos todos. Hay que ser realista y ver que son pocas personas pero muy activas. Yo creí que la ley se iba a aprobar porque nadie iba a defender a unos ladrones masivos.

M. Fernández: En España no se piratea mucho más que en otros países. Estamos en el rango de otros países mediterráneos como en muchas otras costumbres. Si nos vamos a Sudamérica, África, Centroamérica y Asia con la excepción de Japón, todos esos países tienen muchísimo mayor índice piratería.

P. Casal: En una encuesta que tengo yo, España sale en el número dos mundial en piratería en internet.

M. Fernández: Pero en esa misma encuesta había datos totalmente contradictorios. No es cierto que se piratee tanto, yo sigo comprando el mismo número de películas que hace cinco o diez años.

P. Casal: ¿Y por qué la industria musical ha perdido el 85% de sus ingresos?

M. Fernández: La industria musical es otra cosa, porque está vendiendo CD cuando hoy nadie tiene ya un discman. El mercado no ha sabido adaptarse a la industria cultural. Es como el caso del vídeo por internet, en el que en España es casi imposible comprarlo porque la oferta es casi inexistente.

P. Casal: Eso no es verdad, yo he invertido casi un millón de euros en un portal junto con otros socios y no vendemos nada. Todos los DVD y Blu-Ray que se venden desde hace un año tienen conexión a internet pero no conseguimos vender nada.

M. Fernández: Pero es sólo un año. ¿Cuánto tiempo hace que se pueden descargar las películas por internet?

P. Casal: Se dice que hay que montar otro modelo de negocio, pero ¿cómo vas a hacerlo sin un sistema que lo haga posible? ¿por qué en Estados Unidos sí es posible? Porque allí no hay esta piratería. Yo produzco ahora videojuegos y ya ni me planteo sacarlos en España, por lo que los publico en Estados Unidos y lo haremos en los países donde hay protección.

M. Fernández: Si me quiero comprar una película en descarga para verla en la tele lo tengo prácticamente imposible y si hablo de un libro, tres cuartos de lo mismo, mientras que en Estados Unidos a través de Kindle tengo contenidos para parar un tren.

P. Casal: Pero hay otros productos que sólo se pueden comprar en Estados Unidos y eso no da derecho a que se roben aquí.

M. Fernández: Se está abusando de la palabra robar, porque implica la existencia de un delito. Un hurto y un robo no son lo mismo y en el caso de la propiedad intelectual estos casos como muchísimo son hurtos. Estos días se desarticuló una banda que grababa las películas en los cines y eso es claramente un delito, pero la mayoría de las webs de descargas son foros en los que la gente comparte cosas.

P. Casal: Yo también estoy en contra de esas páginas siempre y cuando obtengan beneficios de ellas y el 90% lo hacen.

M. Fernández: Pero el beneficio lo obtienen por la publicidad que contienen las webs y no por las descargas. Todas las páginas que fueron llevadas a juicio hasta el momento ganaron porque el juez dijo que no había una vinculación directa entre la descarga y el beneficio económico, por lo que no había un delito, aunque eso no quiere decir que no pueda ser perseguible por la vía civil. Se ha dado el caso de una red de páginas de intercambio que se cerró este año en las que había foros sobre todo tipo de cosas y en las que también había descargas, pero el juez cerró toda la página y no sólo la sección de descargas, por eso decimos que se ataca a la libertad de expresión.

P. Casal: Es que si un bar vende cocaína, le cierran todo el local y no sólo la parte en la que vende cocaína.

M. Fernández: En El País hay un blog en el que había enlaces con páginas de descargas porque la persona que la hacía creía que eso era legal. Si hubiera una responsabilidad, tendría que ser de esa persona, porque no cerrarían el periódico por incluir ese blog, aunque esta ley permite cerrar todo el medio.

P. Casal: Se está intentando sacar todo de quicio. No me creo que el Ministerio de Cultura se vaya a poner a cerrar blogs de gente que no saque rendimiento económico de ellos.

M. Fernández: Estás suponiendo que hay buena fe, lo que es mucho suponer, porque con esta ley si alguien quiere cerrar un medio puede aprovecharla.

P. Casal: Parece que descargarse películas es un derecho fundamental. Lo que no entiendo es que todas estas asociaciones de internautas no protesten porque les cobren cinco veces más que en otros países por el ADSL.

M. Fernández: Ésa es la principal reivindicación de la asociación y ha hecho muchas campañas sobre este asunto.

P. Casal: Pues no he visto ataques a webs ni negativas a pagar a Telefónica. Porque además es gente que está un poquito apalancada y cuando se trata de atacar a gente que de verdad tiene poder se lo piensa. No he visto defender con ahínco la wifi pública o pedir que los laboratorios no puedan patentar sus licencias de medicamentos, que debe ser un poquito más importante que descargarse películas.

M. Fernández: Legislar de más no está sirviendo para nada y tenemos el caso francés, donde desde que el presidente se casó con una cantante se aprobaron leyes cada vez más restrictivas sobre las descargas y sin embargo la diferencia de volumen con España es del 1%, por lo que no sirve para mucho.

P. Casal: ¿Y si no está sirviendo para nada por qué hay tanta oposición?

M. Fernández: Porque van a cerrar algunas webs y porque para poder revocar las decisiones de la comisión que las cierre pasarían años.

P. Casal: Para que haya una industria viable tiene que pasar un tiempo. ¿Por qué no hemos podido invertir y tener sistemas equiparables a los de las grandes empresas de Estados Unidos? Porque tenemos capital, ya que yo antes ingresaba 250.000 euros por película con el DVD y ahora ingreso 15.000. Encima esta gente me dijo en un debate que la culpa es nuestra porque el cine español es una porquería, a lo que yo contesté que cuál de estas películas lo es y por qué: Celda 211, Los ojos de Julia, Tres metros sobre el cielo, Entrelobos... También pregunté cuál de las últimas películas americanas que vieron es menos porquería y por qué, a lo que tampoco me contestó nadie.

M. Fernández: La película más pirateada de la historia, Avatar, también fue una de las rentables, por lo que habría que ver hasta qué punto las descargas afectan a la industria.

P. Casal: Lo que el consumidor no ve es que Siniestro Total vivía de la música y ahora no puede hacerlo porque antes vendía 60.000 discos y ahora vende 3.000. Las descargas han arrasado con los artistas de la clase media para abajo. Es verdad que a los grandes no, porque de ganar 10 millones han pasado a 2 y los recuperan haciendo grandes conciertos. Al final acabaremos haciendo que la cultura sea una cosa de ricos o de mantenidos, porque muchos artistas ahora no viven de la cultura y son funcionarios o profesores, pero yo no quiero serlo, sino vivir de mi profesión.

M. Fernández: Pero no se puede pedir que una ley garantice eso, porque un periodista también podría pedirte eso.

P. Casal: No, pero detrás de nosotros irán los escritores, porque dentro de tres o cuatro años en España no se podrá vivir de escribir como esto no se solucione y los periódicos vendrán detrás o delante.

M. Fernández: No se está destruyendo la industria en su conjunto, sino determinados niveles de la misma, porque en la discográfica el afectado es la producción de discos, mientras que los conciertos suben y la recaudación por derechos de autor sube muchísimo.

P. Casal: Eso no es verdad, los conciertos que suben son los de cinco artistas, pero los del resto bajan, ya que además muchos contratos eran de administraciones públicas y ahora no tienen recursos. Hay grupos que antes tocaban ante 5.000 personas y ahora tienen que hacerlo en un café para 100 y cobrar 100 euros por cabeza. Ésa es la realidad, pero la gente no lo quiere ver.

M. Fernández: Los cines no han dejado de incrementar su recaudación en los últimos años y el número de salas bajó, pero con respecto a hace unos pocos años en los que aumentó de forma desorbitada.

P. Casal: Con la proyección en las salas se podían cubrir gastos, pero con lo que realmente se ganaba dinero era con el DVD y la televisión. Tendría que haber una legislación que permitiera la transición del modelo, porque es como si a los periódicos se les dijera que mañana se olvidaran del papel y que al día siguiente vivieran de la publicidad en internet, con lo que cerrarían todos. Se dice que nos dan subvenciones, pero las que nos dan al año son lo mismo que le dan al museo Reina Sofía.

M. Fernández: No es lo mismo proteger una industria con subvenciones que con una ley que la proteja del entorno.

P. Casal: Cualquier actividad económica tiene una regulación y donde se redujo, como en los sectores financiero e inmobiliario, ha habido consecuencias negativas. Si se pudieran importar de China todos los productos textiles que se quisiera, desaparecería toda la industria del sector en España.

M. Fernández: Pero en ninguna industria hay un organismo que se salte la separación de poderes, como la comisión que puede suplantar a un juez a la hora de decidir el cierre de una web.