Probablemente muchos se hayan preguntado alguna vez qué harían si se topasen, mientras pasean por la calle o se dirigen al trabajo, con un atraco, una madre que pega a su hijo o una pareja que discute hasta llegar a las manos. Pese a la gran cantidad de héroes y heroínas que juzgan cualquier tipo de violencia desde el sofá de sus casas mientras ven los informativos, cuando llega la hora de la verdad son muy pocos quienes se atreven a combatirla, ya sea mediante una llamada a la policía o con un simple "por favor, suéltala".

Con el pretexto de realizar un trabajo para la asignatura de Publicidad y Relaciones Públicas y con el objetivo de "llamar la atención de la gente sobre un problema que está al orden del día", trece alumnos de la facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidade da Coruña se hicieron con cuatro cámaras de vídeo y, la víspera de Nochebuena, llevaron a la calle Real y a las inmediaciones del Obelisco lo que están hartos de escuchar en televisión y leer en páginas de sucesos: una pareja que empieza discutiendo, pasa a insultarse y, finalmente, se agarra y se empuja hasta dejar claro cuál de ambos es quien manda.

Los estudiantes encontraron pocas reacciones entre los transeúntes o, más bien, poco apoyo e, incluso, indiferencia. ¿Las excepciones? Una mujer que utilizó su teléfono móvil para avisar a la policía de lo que estaba sucediendo y un joven que no dudó en separar al agresor ficticio de quien interpretaba ser su víctima. Mientras, decenas de personas pasaron de largo, girando la cabeza para no perder detalle pero sin sacar las manos de los bolsillos para no mojarse.

Las reacciones que ha despertado esta particular campaña contra la violencia de género han sido muy diferentes a través de internet. Los alumnos colgaron el vídeo en Youtube a las cuatro de la mañana de ayer y, poco después de la una de la tarde, el trabajo ya contaba con 2.700 visitas, y otras 2.000 registradas a través de Tuenti. "La pena es que estamos recibiendo muchos comentarios que nos tratan de feminazis por poner a un chico como el agresor cuando simplemente lo hicimos así por tratarse de una situación que está al orden del día. Sólo buscábamos que, independientemente de la clase de violencia que exista, la respuesta no sea la indiferencia", explica la estudiante Mónica Suárez.

Los intérpretes de la escena -el resto del equipo se dedicó a filmar y a entregar tarjetas con la explicación de lo que sucedía cuando finalizaba la discusión-, Jorge Oliveros y Raquel Suárez, confiesan haber sentido "angustia", e incluso "miedo", mientras fingían ser maltratador y maltratada; pero sobre todo, lamentan la "gran indiferencia" de la que se vieron rodeados.