Ser discapacitado y no disponer de las condiciones adecuadas para desenvolverse en el lugar reservado para bajar del autobús no es suficiente para que un alumno del centro de educación especial Santiago Apóstol pueda efectuar esta maniobra tan sólo unos metros antes de la parada del transporte público existente a la altura del número 252 de la ronda de Outeiro.

Ese lugar es en el que Cristina Figueirido recoge a diario a su hijo tras pasar la jornada en el Santiago Apóstol. La parada dispone de una marquesina que reduce el espacio disponible en la acera para maniobrar con una silla de ruedas, pero es que, además, en el lugar se han colocado un poste informativo de la Compañía de Tranvías, una farola, dos maceteros de gran tamaño y, por si fuera poco, un banco.

Para el descenso de los discapacitados del vehículo es necesaria la utilización de una rampa mecánica que sólo puede desplegarse con el espacio suficiente, al que hay que sumar el que se precisa después para que la silla de ruedas pueda seguir su marcha por la acera. La presencia de todos los obstáculos mencionados en el entorno de la parada del autobús lleva al conductor a optar por detenerse unos metros antes, ante la entrada de un taller de lavado y engrase de automóviles.

Pero, para sorpresa de los padres de los alumnos que recogen allí a sus hijos, se encuentran con la desagradable sorpresa de que la Policía Local les impide con frecuencia que realicen esta operación con la comodidad necesaria, ya que acuden al lugar en el momento en que llega el autobús y amonestan al conductor. Cristina Figueirido señala que estas situaciones ocurren en especial en días en que existe un mayor volumen de tráfico, pero advierte de que la ubicación del autobús en ese punto no afecta al paso del resto de los vehículos.

El pasado viernes, una patrulla de agentes municipales no sólo se personó de nuevo en la parada, sino que llegó a sancionar al conductor por detenerse fuera del espacio reservado para los vehículos de transporte público, según relata la madre del alumno.

La indignación de los padres es mayor si se tiene en cuenta que hace cinco años ya sufrieron una situación similar cuando la parada se realizaba en la esquina de la calle Fuente Álamo con la avenida de As Conchiñas. En aquel caso dos policías recriminaron a los familiares de los niños que estacionasen el autobús en un punto prohibido, pese a que estaban autorizados para hacerlo allí, y se dirigieron a ellos en una actitud que consideraron ofensiva, por lo que ante sus protestas les exigieron que se identificasen. Los padres presentaron una reclamación a la Policía Local, pero la respuesta de su responsable es que no se había observado "una actuación incorrecta por parte de los agentes actuantes", a quienes no obstante se les recordó la necesidad de dar un "trato correcto y esmerado" a los ciudadanos en sus actuaciones, en especial a quienes padecen minusvalías.