El responsable del Grupo de Delitos Tecnológicos de la Policía Nacional en la ciudad alerta de que las estafas por internet o la usurpación de identidad en la web tienen como causa, en la mayoría de los casos, la escasa preocupación por la seguridad de los usuarios. Este agente, que prefiere mantener su identidad en secreto, ha participado en investigaciones que terminaron con la detención de individuos que engañaron a centenares de internautas.

-¿En qué consiste su trabajo?

-Nosotros nos dedicamos a la investigación de delitos tecnológicos, es decir, cometidos a través de internet. Pueden ser estafas en páginas de compraventa directa entre particulares o en páginas de subastas, engaños en páginas que son totalmente falsas, injurias y calumnias cometidas a través de la web, revelación de secretos... También hemos detectado últimamente cambios de claves y contraseñas de redes sociales como Facebook y de correos electrónicos. Muchas veces ocurren estas cosas por falta de conocimientos de los usuarios.

-De los delitos en internet que ha mencionado. ¿Cuáles son los más frecuentes en una ciudad como A Coruña?

-Lo más frecuente es la estafa en la compraventa, es decir, que alguien ofrezca un producto a través de internet y que, el que lo compra, envíe el dinero y no lo reciba. Siempre son pequeñas cantidades que, en la mayoría de los casos, no llegan a los 400 euros, que es la cifra que marca la diferencia entre el delito y la falta.

-¿Cuál es el procedimiento a seguir cuando se recibe una denuncia por un posible delito tecnológico?

-Nosotros investigamos siempre en base a hechos denunciados. No somos un grupo de redes abiertas, aunque podríamos serlo. Lo que sí hacemos es una coordinación a nivel nacional, porque lo que nos interesa no es descubrir al autor de un solo hecho delictivo, sino que esa misma persona sea juzgada por todas las infracciones que haya cometido. Alguien que fue denunciado por un vecino de A Coruña, puede haber engañado a otras personas de otras ciudades.

-¿Cómo es posible que alguien pueda llegar a conocer nuestra contraseña de una red social o del correo electrónico?

-La gente se preocupa por cerrar la puerta de casa, pero, a veces, no de lo que hace en internet. La gente tiene un volumen ingente de datos colgados en internet y no se preocupan por ello. No se preocupan de tener las contraseñas actualizadas, de tener distintas contraseñas... No se puede tener la misma contraseña para la cuenta bancaria que para Facebook o el correo electrónico, porque, si se tiene la mala suerte de que alguien la conoce, ese alguien podrá acceder a todo. Además, hay muchos internautas que utilizan contraseñas fáciles de adivinar, como la fecha de nacimiento, el primer apellido o las iniciales, de forma que cualquiera puede conseguir adivinarla si prueba varias veces. Otro problema es dejar abiertas las sesiones cuando uno se conecta en lugares como el puesto de trabajo o un cíber, un descuido que hace que sea bastante sencillo para otra persona el llegar a acceder a las cuentas.

-¿Con qué fin acceden los delincuentes a un correo electrónico o al perfil de una red social?

-La finalidad, la mayor parte de las veces, es la de tocar las narices. Se apoderan de la cuenta y hacen una serie de publicaciones falsas. Sí es cierto que las redes sociales pueden ser un caldo de cultivo para gente que se dedica a la pedofilia, aunque eso ya no sería un apoderamiento sino una utilización indebida. El papel de los padres es fundamental en el caso de los menores y también hay un programa del Ministerio del Interior que incluye charlas en colegios e institutos para alumnos, padres y profesores en los que se advierte de los riesgos que puede correr un menor al usar internet. Los padres, muchas veces, se preocupan de lo que hacen los niños cuando están en la calle, pero no de lo que hacen en sus casas con el ordenador.

-De las investigaciones en las que ha participado, ¿cuál le ha resultado más sorprendente?

-Hemos detenido a autores de este tipo de hechos delictivos en la ciudad. Uno de ellos, al que detuvimos hace unos meses, tenía más de 200 víctimas repartidas por toda España. Lo que hacía era poner a la venta productos que no tenía y, para cometer los delitos, tenía más de 20 cuentas bancarias y usaba distintos nombres y documentación falsa que enviaba por correo electrónico. Siempre eran pequeñas cantidades que retiraba rápidamente de las cuentas en las que sus víctimas las ingresaban. Se llegó a la localización del sospechoso y a su detención después de haber organizado las investigaciones de todas las plantillas de la Policía Nacional y de la Guardia Civil.

-Los que cometen estos delitos a la escala del detenido que ha mencionado, ¿se dedican en exclusiva a este tipo de actividades o suelen tener otras ocupaciones al margen?

-Muchos de ellos son auténticos profesionales del delito, porque la comisión de estafas por internet es una fuente de ingresos segura. Hay individuos que envían correos con engaños como falsas ofertas de trabajo de forma masiva y que siempre encuentran alguien que pica y accede a sus solicitudes.