Aracely del Socorro es de Nicaragua, su meta es que el agua llegue a todos los rincones de su país, que las viviendas del rural tengan el mismo acceso al bien líquido que las urbanizaciones del centro y que todos los habitantes reciban la misma factura. Desde ayer participa en el Foro Internacional da Auga, que organiza la asociación Enxeñería Sen Fronteiras.

-¿Cómo es el acceso al agua en Nicaragua y qué están haciendo los vecinos por cambiarlo?

-Yo trabajo en una organización que se llama Asociación de Educación y Comunicación La Cuculmeca y trabajamos en varios ámbitos, uno de ellos es el acceso al agua. En Nicaragua se hizo un movimiento por la no privatización del agua. Se hizo la presentación de un anteproyecto de ley alternativo al que tenía el Gobierno en el año 2000. Hubo movilizaciones en más de 90 municipios, en las que se defendía que el agua era un bien público. Ahora tenemos una ley general de aguas nacionales y una autoridad nacional del agua, que cuenta con más recursos económicos. Solo el 50% o el 56% de la población tiene acceso al agua, pero no es seguro, porque no toda el agua que llega a las casas es potable.

-¿Este 50% que tiene acceso al agua es población campesina o residente en ciudades?

-Es el acceso a nivel nacional. En las zonas rurales el acceso al agua es mucho menor. En las áreas urbanas es una empresa pública la que gestiona el agua y donde hay más problemas es en el rural y en las áreas semiurbanas que, aunque tengan acceso al agua, cuentan con sistemas 'por gravedad'. Proceden de fuentes o de ríos pequeños, hay tuberías en las casas, pero son sistemas rudimentarios, algunos cuentan con sistemas de filtros, pero otros no. El acceso de las familias rurales es bastante limitado. En la parte urbana el acceso es de 24 horas, en la parte rural, sin embargo, la disponibilidad del agua dura tres horas o hay dos veces al día. Las tuberías están en los patios de las casas y no todos tienen acceso al agua dentro de su casa.

-¿Es cuestión de dinero?

-Tiene que ver con gestión. Algunas personas que viven en las zonas residenciales derrochan mucha agua y la empresa gestora no les realiza los cobros debidos, a veces las zonas residenciales no pagan el agua y, las que tienen menos ingresos, los que viven en las zonas rurales, la pagan más cara. Tiene que ver con cómo se gestiona el agua porque hay zonas alejadas en las que no es cuestión de dinero.

-¿Qué le parece el modelo europeo?

-Creo que ahora hay un poco de sequía aquí, pero de acceso están mejor y el tema de calidad también es mejor. A mí me parece que no hay conciencia, que no se sabe el valor del agua, que el tema del ahorro y la sensibilización y la protección de los recursos está un poco olvidada.

-¿Cómo empezó a luchar por el derecho al acceso al agua?

-Es un problema común a todos y soy mujer. Las mujeres, en Nicaragua, como en todo el mundo, somos las que más trabajamos en el tema. Mi aspiración es que haya más mujeres tomando decisiones. Es una de las tantas problemáticas que tiene el agua. La mujer es la que más trabaja en el hogar, no sé cómo está aquí la situación, pero en Nicaragua son los hombres los que toman las decisiones.