El complejo industrial de CLH, Repsol Petróleo y Repsol Butano ocupaba unas 150 hectáreas cuando se autorizó su construcción en 1961 (antes Petroliber). En sus instalaciones produce gasolina y gasóleo, butano y propano fundamentalmente. Ahí hay líquidos combustibles, gases inflamables y productos tóxicos, por lo que está obligada por ley a elaborar un Plan de Emergencias Exterior (y actualizarlo cada cinco años) en el que defina todas las hipótesis de incidentes susceptibles de generar accidentes de categorías 2 y 3 (las que prevén posibles víctimas y daños materiales), así como determinar la zona de intervención y de alerta y los sistemas de actuación y coordinación en caso de accidente grave.

La mayor parte de la refinería está en suelo coruñés y una pequeña zona (tanques de crudo, planta de coquinación y de cogeneración además de recuperación de azufre) está en Arteixo.

Las explosiones y los incendios son los accidentes más probables. Las zonas Bleve (las más peligrosas) son las afectadas por explosiones de recipientes que contienen líquido a presión y en contacto directo con llamas, pues provocan una vaporización brutal con tres principales efectos: radiación térmica, onda de sobrepresión y proyección de fragmentos. Solo en el área de Repsol Petróleo se identifican, en el plan de emergencia, hasta 94 hipótesis de situaciones susceptibles de causar accidentes graves.

De toda la industria, sin embargo, la parte más peligrosa es la pequeña área donde se ubican las esferas de gas propileno, propano y butano, situada entre los tanques de crudo y los de gasolina, muy cerca del núcleo de Nostián. Aquí se identifican veinte hipótesis de accidentes. En caso de explosión de una esfera de almacenamiento de butano de 4.000 metros cúbicos se produciría un incendio con bola de fuego que causaría quemaduras de primer grado a personas situadas en un radio de 2.270 metros a causa de la llamarada.

También habría daños en estructuras de maderas y cristales hasta los 2.389 metros de distancia. La afección de un incendio por explosión de una esfera de butano de 4.000 metros cúbicos obliga a fijar una zona de alerta de hasta 2,9 kilómetros de distancia.

En la zona de máximo peligro en caso de accidente estaría, de esta forma, el santuario de A Pastoriza en Arteixo, la planta de basuras de Nostián, el centro comercial Dolce Vita y la mayor parte del Marineda City e Ikea, las industrias de todo el polígono de A Grela Bens prácticamente y el embalse de Meicende.

En los planos del PGOM coruñés aprobado provisionalmente se incluye la zona de intervención y de alerta solo en la parte del municipio de A Coruña, excluyendo Arteixo. En la documentación del PGOM se incluyó el dictamen técnico del equipo catalán contratado por el Ayuntamiento para informar sobre las afecciones de la refinería pero, sin embargo, faltan dos anexos básicos: los planos del entorno de la planta con los sectores de suelo urbanizable afectados y el plano de los alcances máximos de las consecuencias de los posibles accidentes en la refinería.

Protección Civil define como zona de intervención el entorno de la petroquímica coruñesa en el que las consecuencias de un accidente producirían daños que exigirían la aplicación inmediata de medidas de protección y por lo tanto donde no se debería urbanizar previa evaluación de riesgos.

La zona de alerta es el entorno de la planta en el que las consecuencias de un accidente producirían efectos que aunque serían perceptibles por la población no justificarían una intervención excepto para "grupos críticos" (hospitales, guarderías, residencias de la tercera edad). Serían por lo tanto zonas urbanizables pero con ciertas limitaciones respecto a su uso.

También se define una zona de efecto dominó, en la que se podrían producir consecuencias a partir de una situación accidental inicial y en la que tampoco se permitiría urbanizar.