Los empresarios de Pocomaco, el colectivo de transportistas y el de autoescuelas consideran que los cambios que introducirá en el plazo de un mes la Junta Local de Seguridad en Alfonso Molina no conseguirán solucionar los problemas de tráfico de la zona. Creen que, como mucho, podrá disminuir el número de vehículos en alguno de los carriles, pero que no atajará la creación de retenciones sino que la desviará a otras zonas, como Matogrande. Y abogan por la finalización de la tercera ronda para evitar los atascos.

Solo el presidente de Tele Taxi, Manuel Sánchez Quindimil, se posiciona a favor de la instalación de un radar a la altura de Palavea, justo enfrente del que está ya colocado, en sentido salida de la ciudad; de que se amplíe un carril en el desvío a Pocomaco para que los coches que vengan de Matogrande les cedan el paso a los vehículos que circulan procedentes de Alfonso Molina y que, de ese modo, no tengan que parar en ningún momento.

Quindimil apoya también que se vuelva a la situación de años atrás, cuando los coches podían acceder a la N-550 desde la avenida Alfonso Molina, tras el paso de la autopista, en Palavea

Los empresarios de Pocomaco y otros conductores, sin embargo, consideran que estas actuaciones, así como la idea de desplazar un retén de policía y una grúa en las horas puntas a la zona, son "parches", ya que creen que solo la finalización de la obra de la tercera ronda podrá aliviar el tráfico de Lavedra. Eso, a falta de otras actuaciones, como el desdoblamiento de la avenida o la creación de un paso elevado por el que circulen los vehículos que vengan de la autopista para que no se junten con los de la avenida, como propone el vicepresidente de la Asociación Provincial de Autoescuelas, Manuel Maceiras.

Hasta el alcalde, Carlos Negreira, reconoce que las medidas acordadas por la junta son "paliativas", cuatro decisiones que servirán para intentar agilizar el tráfico de entrada y de salida de la ciudad, pero que no serán tan efectivas como la apertura del último tramo de la nueva circunvalación, que facilitará que un coche que venga de la autopista llegue a Os Rosales sin necesidad de pasar por Alfonso Molina.

Quindimil considera que, tal y como está ahora la señalización de la entrada y la salida de la ciudad, los accesos a Alfonso Molina son casi imposibles de entender. "Si le pides a algún pariente que venga de fuera que te lleve desde el centro al Alcampo, seguro que se pierden", explica Quindimil, que defiende que se doble el acceso a Pocomaco porque cree que se agilizará mucho la circulación para los que vayan al polígono. Para los que tengan que ceder el paso porque vienen de Matogrande o para los que busquen aparcamiento cerca del edificio Proa, la creación de un nuevo carril tendrá consecuencias más perjudiciales, como la retirada de sus vehículos por la grúa.

El radar tiene defensores y detractores, los miembros de la junta de seguridad creen que, como el que está instalado en sentido salida, conseguirá que los conductores echen el pie al freno. "Hubiese sido más eficaz en el medio de la avenida, o a la altura de la Seat porque ahí, aunque quieras, no puedes correr, porque siempre hay retenciones", explica el vicepresidente de la asociación de autoescuelas.

Tampoco tiene muchas esperanzas Maceiras de que vaya a funcionar la recuperación del giro a la derecha en Palavea. Y es que, en el plazo de un mes, la línea continua que prohibía que los coches accediesen a la N-550 desde Alfonso Molina, será discontinua y permitirá la incorporación, algo que antes se podía hacer pero que, al final se eliminó por falta de operatividad.

El presidente de los empresarios afincados en el polígono de Pocomaco, Rubén Ocampo, califica las medidas tomadas por la junta como "un intento de mejora", aunque será el tiempo el que diga si el problema del tráfico se ha solucionado o sigue igual. "Con el espacio que hay no hay muchas posibilidades para mejorar los atascos, no es fácil hacer más carriles. Que abra la tercera ronda es la solución", concluye Ocampo, que no cree que los cambios vayan a tener un gran impacto en el polígono.

Para Maceiras, sin embargo, que se toque la manera de circular en la salida de Matogrande, obligando a los vehículos a ceder el paso a los que se encaminen hacia Pocomaco, va a derivar en retenciones, aunque no en Alfonso Molina, sino antes, en el barrio.

Negreira defendió ayer que, durante su mandato, el tráfico ha ocupado un papel destacado, una de sus principales preocupaciones, y que, por eso, había apostado por la construcción del Vial 18, el que unirá la tercera ronda con la AP-9.