La batalla ciudadana por articular un tren de cercanías en la comarca de A Coruña y en el conjunto de Galicia cuenta ya con años de trayectoria. Uno de los colectivos que con más empeño reivindicó el fomento de este transporte durante estos años ha sido la Plataforma Salva o Tren. Su portavoz, Lucía Datorre, entiende la supresión de los servicios ferroviarios entre A Coruña y Ferrol como "una cuestión política". A su modo de ver, el Gobierno ha hecho una apuesta por el tren de alta velocidad dejando de lado el transporte regional. "Esto no es culpa de la crisis. Empezó en 2002, cuando Álvarez Cascos vino a poner la primera piedra del AVE", critica Datorre.

Desde la plataforma, confían en que el transporte puede mejorar sus números de afluencia con unas simples modificaciones. En Cambre y Pontecesures, cuentan con experiencias en las que desde la asociación o desde el Concello se elaboraron campañas de información sobre las frecuencias que trajeron consigo un notable aumento de los usuarios. "A poco que informes del servicio la gente lo usa", explica. Otra de las críticas que esgrime Datorre tiene que ver con "el poco interés" por combinar horarios entre el Feve, el tren regional y lo autobuses, y por la falta de inversiones. "Los trenes que se renuevan son los del AVE. Los regionales son los de hace 15 años".

Estudiante de Magisterio, Ana Alejo acostumbra tomar el tren en el apeadero del Campus de Elviña para desplazarse a su ciudad natal: Ferrol. Pese a ser más lento que el bus, siempre que puede opta por el ferrocarril "por su comodidad", aunque reconoce que en materia de horarios el servicio es bastante mejorable. Es como una pescadilla que se muerde la cola. "Hay pocos usuarios del tren porque los horarios no son los más adecuados y no se ponen más horarios porque no hay usuarios", asegura.

A su juicio, las horas puntas están huérfanas de líneas de tren. "Por las mañanas, si quiero coger el cercanías para venir a la Universidad, no tengo ninguna línea. Y hay más compañeros a los que les pasa lo mismo y tienen que optar por el bus", reconoce. Al apartado de carencias se suma el abandono de algunos de los apeaderos intermedios. "Desde la ventanilla ya se ve que todo está cerrado. Quizás hiciera falta alguna persona", arguye.

A las 10.45 horas ya comienza a sonar por la megafonía de la estación de ferrocarril de San Cristóbal el aviso para subir al tren con destino Ferrol que saldrá quince minutos más tarde. No es una hora punta, y en su interior no más de quince viajeros ocupan las 124 plazas de la línea.

"En España no hay ningún interés en fomentar el tren de cercanías". Así responde María Teresa Fernández cuando se le plantea la posibilidad de que se suprima el 36% de los servicios ferroviarios semanales entre A Coruña y Ferrol. Con la imagen del apeadero de O Burgo al otro lado del cristal, esta profesora del IES Fraga do Eume de Pontedeume narra su descontento con unas políticas de recortes que tampoco se olvidan del transporte regional. "Supongo que también cerrarán el apeadero de Pontedeume, porque nos bajamos dos o tres personas", lamenta. Se queja, con todo, de la falta de información acerca de los horarios de las líneas. "Hace poco, en el apeadero de Pontedeume, los horarios anunciados no se correspondían con los de este año. Hasta que avisé no se cambió. Es un reflejo de como está el servicio", asegura.

Mientras el tren bordea la ría de Betanzos, justo antes de entrar en el puente que atraviesa la ría de Pontedeume, Ana Ferreiro, estudiante de segundo de Empresariales en la UDC, relata sus problemas para trasladarse los viernes y domingos entre A Coruña y Ortigueira y critica la falta de coordinación entre trenes y autobuses. "Los domingos el Feve de Ortigueira nos llega a Ferrol a las 17.40 horas mientras que el regional de Renfe parte a A Coruña a las 17.30 horas. Por diez minutos perdemos el tren y tenemos que coger un bus", explica al tiempo que aprovecha la ocasión para reclamar algo más de velocidad en el servicio.

Algo semejante opina Rodrigo Álvarez. Ingeniero de Obras Públicas, trabajó en las obras del AVE entre Madrid y Valencia y ahora toma el regional para desplazarse de O Burgo a Perlío. A su juicio, la lentitud del tren disuade a muchos usuarios de optar por este medio.

"Esto va a 80 km/h como mucho y no puede ir a más", justifica Manuel Rego, maquinista de la línea de las 11.00 horas y que el 1 de abril cumplió 30 años al servicio de Renfe. Mientras se entrega a los controles de la locomotora, un modelo 594 fabricado por la empresa CAF hace 16 años, comprueba por el retrovisor, y con ayuda del interventor, si todos los pasajeros de la parada de Neda ya se han apeado. "A mí que se reduzcan los servicios semanales no me beneficia porque para mí es menos carga de trabajo", reconoce antes de asegurar que la escasa afluencia de esta línea no tiene que ver con la antigüedad de los trenes. "Son buenos trenes para parar y arrancar cada poco, que es lo que se necesita", arguye.

Al final del trayecto, el tren muestra unas panorámicas privilegiadas de Ferrol y su ría, justo antes de entrar en tierra y contemplar desde lo alto a los operarios de Navantia trabajando sobre los esqueletos de algún nuevo barco. Miradas recíprocas entre un ferrocarril y unos astilleros a los que, por el momento, les toca compartir un horizonte de crisis e incertidumbre.

Desde que perdió su empleo hace aproximadamente tres meses, María José Mosquera acostumbra emplear el ferrocarril para ir a visitar a sus padres a Betanzos entre semana. "Ahora tengo tiempo y no me preocupa que tarde algo más. Cuando trabajaba y andaba con prisas siempre dependía de que alguien me llevase en coche los fines de semana", asegura.

Entiende que la crisis lleve a reducir este tipo de frecuencias aunque reconoce que los cambios pueden perjudicarle más de lo que ya le perjudica la escasez de horarios. El camino de vuelta a A Coruña suele hacerlo en autobús. "El tren no llega hasta tarde y no me queda otra alternativa", reconoce.

A su juicio, sin embargo, la conexión de cercanías entre A Coruña y Ferrol podría tener más éxito entre los municipios del área metropolitana si se mejorasen los canales de información con los vecinos. En su caso, accede a los horarios a través de internet pero reconoce que para la población más mayor, menos ágil en el mundo de las nuevas tecnologías, ésta no es una opción. "En los apeaderos ya casi no hay trabajadores y la gente mayor no sabe a qué hora pasan los trenes. Si se informase mejor creo que habría más gente interesada en usarlo", esgrime.

Sergio Cerrato es la primera vez en su vida que se sube al tren. Natural del municipio de La Zarza, en Badajoz, no esta acostumbrado a un medio de transporte que en su comunidad está casi desaparecido. "En La Zarza queda una estación pero está abandonada. Pasa el tren pero no para", explica a modo de anticipo de lo que puede ocurrir con algunos apeaderos de Galicia.

Su entreno por los caminos de hierro lo hace en la ruta A Coruña-Ferrol. El motivo del viaje: buscar empleo. "Tengo a mi novia en Ferrol y vengo de A Coruña de buscar un empleo de camarero. A ver si hay suerte", explica. Si "sonase la flauta" y encontrase un futuro laboral en Galicia, querría poner disponer de mejores comunicaciones por tren. "Mucho más cómodo que el bus, por supuesto". Si hubiese más información, esgrime, también mejoraría el número de usuarios. "En mi tierra ya había pueblos que protestaban porque el tren no paraba. Si lo hiciese se montarían", sentencia.