Si una decisión de última hora no lo impide, medio siglo de historia sanitaria de A Coruña desaparecerá con el derribo de la antigua Casilla de Sanidad Exterior, un modesto y discreto edificio de planta baja situado frente a las galerías de la Marina cuya demolición forma parte del proyecto de remodelación de esta parte de la ciudad a causa de la construcción del túnel que hará discurrir el tráfico entre O Parrote y la avenida del Alférez Provisional. La decisión de convertir los antiguos jardines en una amplia explanada peatonal y con la misma rasante implica la supresión de los inmuebles de Sanidad Exterior y Turismo, a los que se considera como obstáculos para contemplar el mar desde la Marina.

"Lo más reseñable de todo el conjunto es la labor tan importante como impagable que supuso para la sociedad coruñesa de su tiempo", explica el historiador José Manuel Fernández Caamaño en los escritos enviados al presidente de la Autoridad Portuaria y al alcalde para exponerles la necesidad de que se conserve este edificio. Durante casi cincuenta años, el inmueble situado al pie de las galerías sirvió para examinar a los viajeros que llegaban al muelle coruñés y comprobar que no padecían enfermedades infecciosas que pudieran ser propagadas a la población, por lo que Caamaño considera que desempeñó una labor preventiva notable.

Pero, además, la casilla cumplió también la misma función que las denominadas Casas de Socorro, ya que allí también se vacunó a miles de ciudadanos para evitar que sufrieran las dolencias que en aquellos tiempos llegaban en forma de epidemias. "Hasta que no se construyeron los modernos hospitales que hoy conocemos, estos centros de salud fueron el embrión de la seguridad sanitaria de la población", destaca Caamaño, para quien el edificio de Sanidad Exterior llevó cabo un "labor social importante" que la hace merecedora de ser "indultada" con el fin de que se convierta en un "fiel y mudo testigo de lo que representó un día a la sociedad en la que hoy vivimos".

El historiador propuso al Ayuntamiento y el Puerto que el inmueble sea aprovechado para cualquier finalidad pública de tipo social o cultural, pero su iniciativa no ha encontrado eco entre las autoridades. Hasta el momento solo el presidente del organismo portuario, Enrique Losada, le ha contestado para explicarle que el proyecto de reforma de la Marina "hace prácticamente imposible mantener el edificio de Sanidad Exterior", del que dice que "difícilmente encajaría con su nuevo entorno". También menciona el máximo responsable de la institución que la Dirección Xeral de Patrimonio mantiene el criterio de que desde las calles perpendiculares a Riego de Agua "haya una vista al mar sin obstáculos", aunque lo cierto es que este edificio no dificulta la visión del muelle al hallarse a medio camino entre las vías Luchana y Fama.

Losada asegura a Caamaño que tanto el Ayuntamiento como la Xunta y la Autoridad Portuaria ejecutarán la remodelación de este espacio "con sumo interés por el cuidado de todos los detalles" con el fin de "mejorar sustancialmente el aspecto de esta zona y su utilidad por el conjunto de los ciudadanos".

Cabe esperar por tanto que si Carlos Negreira responde a la petición del historiador, lo haga en un sentido semejante. El apoyo a esta iniciativa le ha llegado de residentes próximos al lugar, puesto que la asociación de vecinos de la Ciudad Vieja se ha pronunciado a favor de la conservación del edificio.

Para respaldar su propuesta de mantenimiento de la Casilla de Sanidad Exterior, Caamaño efectuó un trabajo de investigación acerca de su origen, con el que determinó que su diseño fue realizado en 1927 por el arquitecto Emilio Pan de Soraluce, aunque hubo que esperar a 1932 para que se autorizara y dos años más para que entrara en servicio. Durante su construcción surgió una pugna entre el Ayuntamiento y el Estado, ya que no se solicitó licencia de obras y se ordenó paralizar el proyecto hasta que el Gobierno Civil recordó al Consistorio que la legislación de la época permitía a la administración central llevar a cabo sus actuaciones sin permiso de la local.

La entrada en servicio de este inmueble permitió el derribo del que existía en el muelle de Méndez Núñez. La Casilla de Sanidad Exterior, de 20 metros de longitud, 10 de anchura y 4 de altura, funcionó como estación sanitaria hasta los años ochenta, primero aislada en la explanada existente entre la Dársena y las galerías, y luego acompañada por los jardines y el edificio de Turismo que se construirían años más tarde. Ahora, con el proyecto que el Ayuntamiento y el Puerto impulsan en esta zona, su final parece cercano y la piqueta se cierne ya sobre este histórico inmueble.