Vuelven las rebajas a María Pita. A solo diez meses de las próximas elecciones locales, el Gobierno municipal estira una de las propuestas que más minutos ocupó durante la campaña electoral del PP y durante las primeras ruedas de prensa del nuevo Ejecutivo: la venta de coches oficiales. El Concello pondrá a la venta tres de los siete Audi que no logró vender en la subasta de abril de 2012.

Por aquel entonces, el Gobierno entrante convirtió la plaza de María Pita en un escaparate de automóvil de ocasión, exponiendo sus siete automóviles de alta gama al público. Solo tres lograron ser vendidos a un mismo comprador por 23.752 cada uno. La subasta que ahora se pone en marcha ofrecerá cada coche en un lote independiente "para facilitar su venta". El precio de salida para el Audi A-8 blindado será de 23.250 euros mientras que los dos Audi A-6 se ofrecerán a 16.500 euros. La subasta se publicará en el perfil del contratante e incluye la posibilidad de presentar ofertas a la baja, que se valorarán "siempre que se adapten a los precios de mercado".

Pese a que desde el Concello se insiste en vincular estos coches oficiales con el anterior gobierno local de coalición de PSOE y BNG, cinco de los siete vehículos habían sido adquiridos por la administración local en 1998 y 2002, durante el mandato de Francisco Vázquez. Los otros dos sí fueron matriculados durante la anterior legislatura, en 2008.

Desde que tomó el bastón de mando en junio de 2011, el actual alcalde, Carlos Negreira, se negó a hacer uso de ellos por considerarlos "un despilfarro" de dinero público. Una decisión que, según sus cálculos, han reportado a las arcas municipales un ahorro de 500.000 euros a los que habría que sumar el ingreso por la venta del parque automovilístico.

Pese a que no hubo confirmación oficial por parte del Concello, en la anterior subasta el único postor que manifestó públicamente su interés por los vehículos fue Ayman Hamed Suleiman Abushandi, un agente comercial asentado en el sur de Galicia. Su plan para los coches oficiales de aquel entonces era algo exótico: revenderlos en algún país con "falta de seguridad", como el caso de "Iraq".