No es habitual que una entidad vecinal vaya más allá del lanzamiento de una propuesta a la hora de efectuar sus reivindicaciones al Ayuntamiento, por lo que la iniciativa desarrollada por la de A Gaiteira-Os Castros en relación con el parque de San Diego sorprende por su detallada elaboración. Aunque hay que reconocer que esta asociación ya tiene experiencia en este campo, puesto que ha presentado recientemente un proyecto también muy concreto para recuperar el antiguo corralón de A Gaiteira.

El parque de San Diego fue inaugurado en 2001 sobre terrenos que hasta ese momento mantuvieron su carácter rural pese a encontrarse rodeados por el casco urbano y el puerto. Tras su transformación en zona verde, la mayor parte del espacio fue dedicado a césped, lo que para la asociación vecinal supone que sus posibilidades como lugar de esparcimiento "no están totalmente desarrolladas". Para este colectivo, "con pocas mejoras en los espacios vegetales y con una reorganización de los usos" se podría obtener un parque "más acorde con una gestión sostenible" y con las necesidades de los vecinos.

Al hacer un examen de la situación del parque, la asociación parecía un "predominio" del césped, aunque sin un uso definido y con un diseño que a su juicio "no permite su apropiación por los ciudadanos". Otra carencia es la escasez de árboles, ya que solo hay 150 y con un reparto disperso. A esto se añade que el pequeño arboreto o colección de árboles existente "pasa desapercibido" por la inexistencia de señalización y que no hay plantas autóctonas o adaptadas al clima y el suelo del parque. Otro defecto señalado es la reducida variedad de plantas, lo que deriva en la escasez de pájaros e insectos.

De acuerdo con este análisis, la asociación propone reducir el espacio ocupado por el césped y aprovechar la pendiente del parque para crear una pradera de flores, a la que considera "una alternativa ecológica más interesante". También se destaca que estas praderas son fáciles de mantener, ya que solo se siegan una vez al año y no precisan riego, y además acogen diferentes especies animales. La propuesta vecinal plantea una mezcla de un 70% de flores salvajes con un 30% de herbáceas y una altura de las plantas entre los 50 y 60 centímetros.

Otra de las ideas es señalizar todos los ejemplares del arboreto del parque para informar a los visitantes y ofrecerles datos sobre sus características. También se plantea reestructurar e incrementar los grupos de árboles existentes para crear espacios a los que se den usos diferentes, así como establecer una barrera visual entre el parque y la gasolinera, ahora separada únicamente por un seto, y la avenida del Ejército.

Para el colectivo de residentes, el muro de piedra que limita el parque con el Mirador de Os Castros debe ser cubierto por plantas trepadoras que le proporcionen colorido, ya que se trata de un espacio a la sombra. Para las zonas en las que se conserve el césped existente en la actualidad, se propone que se conviertan en espacio de reposo y picnic en los que el arbolado proporcionará sombra en grupos pequeños.

La última propuesta efectuada en este documento es la puesta en marcha de talleres de participación e información entre la asociación y el Ayuntamiento para informar a los vecinos, a los que también se ofertarían cursos de botánica y jardinería, con prácticas que se realizarían en este mismo parque.