La defensa del acusado de obligar a ingerir a su madre un cóctel mortal de medicamentos y alcohol en mayo de 2014 en la vivienda que compartían en Vilarrodís (Arteixo) llamó ayer a declarar a amigos del procesado. Los testigos creen la versión que ofreció el sospechoso al jurado popular a través de su abogado, ya que él se negó a testificar en la vista oral. El letrado sostiene que el imputado y su madre pactaron suicidarse debido a las deudas que tenían y al miedo a ser desahuciados, ya que debían nueve meses de alquiler. "Son dos víctimas de la crisis. Se vieron ahogados", subrayó. Así, relató que los dos habían emigrado hacía 12 años de Argentina debido al corralito con 900 euros en el bolsillo.

El sospechoso, según su letrado y los amigos que testificaron ayer, comenzó a trabajar, pero se quedó en paro cuando su madre, que tenía 88 años, dependía totalmente de él. Entonces, compró una furgoneta e hizo repartos. Incluso trabajó para Ikea, pero lo que ganaba no le llegaba para pagar el alquiler de la vivienda, sus gastos de autónomo y mantener a su madre, que percibía una pensión de unos 200 euros. La desesperación, según la defensa, los llevó a decidir suicidarse. Para ello, la mujer le pidió que le suministrase medicamentos y alcohol. El sospechoso, tras mandar un correo a la Guardia Civil alertando de que los encontrarían a los dos "muertos", se hizo cortes en diversas partes del cuerpo. Cuando los agentes llegaron a la vivienda estaba "todo lleno se sangre" y el imputado tendido en el suelo. "Casi no podía respirar", aseguró un policía local de Arteixo que participó en el operativo.

El fiscal no cree la versión del sospechoso, por lo que reclama que sea condenado a 20 años de cárcel por cometer un delito de asesinato con la agravante de parentesco. De hecho, mantiene que planeó la muerte de su madre y que se autolesionó cuando la Guardia Civil lo "acorraló" en el inmueble. El representante del Ministerio público calificó de "pequeños cortes" las lesiones que se produjo, mientras que la defensa del procesado insiste en que las heridas pusieron en peligro su vida. Los funcionarios que lo hallaron tendido en el suelo de la cocina indicaron que estaba "todo ensangrentado" y que no podía hablar. El cadáver de la madre yacía en una cama cubierto por una sábana, según describieron los guardias civiles. En la declaración que le tomaron en el hospital, el acusado reconoció haber matado a su madre, mientras que en la cárcel cambió su versión para asegurar que había ingerido sola las pastillas y el alcohol. Ahora, en el juicio, se negó a responder a las preguntas del Ministerio público y de su abogado, quien alega que ambos pactaron suicidarse.

"Tenía una relación muy buena con su madre. Decía que era su prioridad. Era incapaz de hacerle daño", afirmó ante el tribunal popular que enjuicia los hechos una amiga del imputado llamada a declarar por la defensa. "Me sorprendió mucho lo que pasó porque él es una persona muy luchadora. Tuvieron que verse en una situación límite y desesperada y no ver salida", señaló. A preguntas del fiscal, respondió que la víctima era "una mujer alegre y divertida". El juicio continuará hoy en la Audiencia Provincial con las declaraciones de los forenses.