La reforma de la cubierta que protege las cuatro gradas del estadio de Riazor es un proyecto que acumula partidas en los presupuestos municipales de los últimos tres ejercicios, pero que hasta ahora no se ha traducido en trabajos prácticos. Las inversiones realizadas han tenido como objeto el estudio de las cubiertas y la redacción del proyecto de remodelación de los propios techos del estadio y de sus estructuras metálicas, cuya ejecución no fue adjudicada hasta el pasado 3 de junio, en el periodo de traspaso de poderes del Gobierno local del PP al de Marea Atlántica. Fuentes del actual Ejecutivo señalan a este periódico que esta semana habrá reuniones entre el Concello y la empresa adjudicataria, Dragados, para definir el plan de obra y sus plazos de ejecución. No son precisas al indicar cuándo empezarán los trabajos -"lo antes posible", dicen- , aunque sí al apuntar que la reforma comenzará por los dos fondos, las gradas de Maratón y Pabellón.

La necesaria reparación de las cubiertas de Riazor, que presentan zonas muy desgastadas y con corrosión generalizada en varios puntos de su estructura, durará un máximo de dos años, después de que los técnicos municipales del servicio de Edificación acordasen la modificación del plazo máximo de ejecución de 12 a 24 meses, según recoge una adenda al proyecto en abril del año pasado.

La ampliación del periodo se debe a que es necesario compaginar la ejecución de la obra con el uso ordinario de la instalación y el Deportivo la utiliza entre agosto y mayo, los meses que dura la temporada de Liga. El club coruñés está al corriente de los contactos entre la empresa que llevará a cabo la obra y el Ayuntamiento, de acuerdo con las mismas fuentes.

El contrato fue adjudicado a Dragados SA con un precio de casi 2,6 millones de euros. En el presupuesto municipal de 2015 había consignados 1,25 millones para este ejercicio, 1,48 para el siguiente y 7.260 euros para 2017; en años anteriores se habían gastado algo más de 442.000 euros en el saneamiento de la estructura metálica y la cubierta del estadio.

Las principales acciones de reparación que recoge el proyecto son el apeo de la estructura y la ejecución de la plataforma de trabajo mediante cimbras deslizantes; el chorreado con material abrasivo de la estructura metálica; la inspección de la misma para calibrar sus daños; el desmontaje de las placas de la cubierta; la sustitución de los elementos más deteriorados; la instalación de una nueva protección superficial de mallas espaciales, mástiles y correas; la colocación en la cubierta de placas de policarbonato celular grecado; y la reparación de elementos como canalones, contrapesos, limasetas, soportes de antenas o sistemas antidesplazamiento.

El proyecto de remodelación señala que la corrosión de algunos elementos de las cubiertas de Riazor, la deformación de ciertas partes de la malla metálica que sostiene el tejado y la rotura continua de las placas de PVC de la protección superior del estadio hacen necesaria una intervención con materiales "más modernos de mayor durabilidad y resistencia" y "satisfacer la conservación de su funcionalidad".

Todos los trabajos que figuran en el proyecto se compatibilizarán con el uso que se haga del estadio, de manera que con la utilización de un sistema de cimbrado deslizante por módulos que se pueden desplazar solo quedará cerrado el acceso del público a zonas concretas donde se ejecuten las acciones.

Las cubiertas más castigadas por el efecto de la climatología y el paso del tiempo son las más antiguas, las de Tribuna y Preferencia, que se instalaron en 1982 con motivo de los partidos que el estadio acogió en el Mundial de fútbol de ese año. Los tejados de las gradas de Pabellón y Maratón se levantaron en 1998, última fecha en la que se llevó a cabo algún tipo de trabajo en las cubiertas del estadio.

En estos dos graderíos en los que comenzará la reforma, los operarios se encargarán de retirar las actuales placas de cubierta, que cubren una superficie de 4.000 metros cuadrados cada una, para sustituirlas por otras de policarbonato celular Arcoplus 1000 o similar. El proyecto indica que "en casi 20 años no han dado problemas estructurales" a pesar de haber sufrido "varios temporales de fuerte intensidad".

En las mismas gradas, en donde hay más de 3.000 barras en la estructura de la cubierta, se reemplazarán aquellas que no cumplen los niveles de tensión admisible, apunta el proyecto. La sustitución afectará tanto a barras pesadas como a ligeras, estas en mayor proporción.

Las mallas espaciales que cubren las gradas de Tribuna y Preferencia son similares, dos marquesinas rectangulares de 118 metros de longitud y 24,4 y 20,7 metros de anchura, con ligera pendiente y faldón con contrapeso. La de Tribuna tiene un ligero desplazamiento en los apoyos más cercanos al campo, por lo que se le instalará un sistema antidesplazamiento en la misma dirección, una solución con la que ya cuenta la grada de Preferencia.