"Ampliar Lavedra no sirve de mucho si al final todos los coches acaban en el mismo sitio", opina Fernanda Miguélez sobre el proyecto del Ministerio de Fomento para la avenida de Alfonso Molina. Esta profesora de Física de la Universidad de A Coruña, que durante años ha formado parte del grupo de transportes del Congreso Nacional de Medio Ambiente, recuerda que el tráfico "lo genera el lugar hacia el que quiere ir la gente", por lo que se muestra partidario de fomentar el crecimiento de barrios de la ciudad que no estén tan consolidados como los más próximos a Lavedra, así como en diversificar las vías de entrada al casco urbano.

Miguélez estima que las comunicaciones que se diseñen para los próximos años determinarán la forma de crecimiento de la ciudad, de modo que si lo hace solo en torno a un eje viario, como es el caso de Alfonso Molina, "por más que se amplíe nunca será suficiente", por lo que es partidaria de buscar un equilibrio. "El Vial 18 puede aportar alguna solución, ya que el hecho de que todo el tráfico que venga de Santiago no tenga que salir por Lavedra es importante y probablemente más barato", afirma esta profesora, quien sospecha que buena parte del tráfico de Alfonso Molina procede de la autopista y podría entrar por el Vial 18, por lo que defiende la construcción de esta carretera, que conectará la autopista AP-9 con la tercera ronda a la altura de O Burgo.

Desvío del tráfico

Con esta salida de la autopista que eludiría el paso por Lavedra, en su opinión podría desviarse el tráfico que se dirige hacia A Grela, Riazor, Os Rosales, Pocomaco y otros destinos. "Si estuviera hecho en tres o cuatro años, debería esperarse antes de ampliar Alfonso Molina porque no creo que en ese tiempo colapse", advierte Miguélez, quien destaca que antes de la crisis económica la avenida soportaba un volumen de tráfico muy superior. "Es milagroso que con el tráfico que tiene haya tan pocos problemas, y creo que es porque tiene muchas salidas", comenta esta experta, para quien el principal problema de seguridad en este acceso son las colas de vehículos que se forman en los desvíos hacia Pocomaco y A Grela, que a su juicio serían evitables con el Vial 18, lo que haría innecesario un carril más por sentido en Alfonso Molina.

La otra fórmula para descongestionar el principal acceso a la ciudad es, para Fernanda Miguélez, la potenciación de la tercera ronda, que a su entender está infrautilizada porque en la autovía A-6 únicamente se señala la autopista como vía de entrada a la ciudad y no se ofrece una alternativa. "Es muy problemático que alguien que no conoce la ciudad tome la tercera ronda desde la autovía, ya que no está suficientemente publicitada", comenta la profesora, quien destaca que los conductores que se dirigen hacia Cuatro Caminos o Riazor tienen no hacen uso de esta opción por desconocimiento.

"He ido a buscar a gente mayor a Sigrás para que sepa venir por la tercera ronda porque no saben ir", explica Miguélez, quien aconseja actualizar los GPS y que se informe sobre las ventajas de la nueva circunvalación. Otro de los aspectos que menciona sobre la ampliación de Alfonso Molina es el efecto que tendrá sobre los barrios que atraviesa, que ya considera divididos a causa de esta vía, lo que deriva en situaciones como que el tránsito entre Matogrande y la Universidad sea a su juicio "tremendamente desagradable".