Lo que en principio podía ser un problema se ha convertido en un atractivo para la clientela. Un bar del barrio de A Gaiteira ha sabido convertir el andamio de obra instalado para reformar la fachada de su edificio en una barra exterior más del establecimiento. En un inicio, los clientes aprovechaban la repisa más baja de la estructura metálica para apoyar sus bebidas pero los dueños explotaron la circunstancia para instalar unas placas metálicas, a modo de barra. Además de un espacio para consumir más confortable, los hosteleros han convertido un incordio en una terraza exterior semicubierta frente a las inclemencias del tiempo.