Unos padres fueron condenados a pagar 2.160 euros por permitir que su hija faltase a clases sin motivos justificables. La menor comenzó a ausentarse del colegio en "numerosísimas ocasiones" en el curso 2011-2012, cuando tenía 12 años. Y su actitud continuó hasta el curso 2014-2015, según consta en la sentencia, en la que el magistrado del Juzgado de lo Penal número 3 de A Coruña subraya que los procesados no hicieron "nada" para evitar la situación. "Mantuvieron una actitud totalmente pasiva ante las reiteradas llamadas y avisos por parte del colegio, de los servicios educativos e incluso de la Fiscalía de Menores", recalca el juez, quien relata que la ausencia de la niña a las clases "llegó hasta tal punto" que acumuló 400 faltas entre el 21 de octubre de 2013 y el 12 de junio de 2014. Entre septiembre de 2014 y marzo de 2015 no acudió al colegio en más de 300 ocasiones, según el fallo.

"Todo ello ha provocado que la finalidad de la asistencia a la escuela de la menor haya quedado totalmente frustrada, ya que no tiene el mínimo de conocimientos ni de formación que sería necesario para su edad", destaca el magistrado. La Fiscalía Provincial de A Coruña, a través de la sección de Menores, denunció el caso el 17 de junio de 2014.

El juez indica en la sentencia que el director del instituto de la zona de Cuatro Caminos en el que la adolescente cursó un año declaró durante el juicio que los padres "no se molestaban ni en los trámites de la matrícula". Además, refirió que no vestía adecuadamente, que tenía absentismo y compañías "dudosas". El responsable del centro también aseguró que la vio pedir por la calle. El director del colegio en la que la menor estuvo dos de los tres cursos en los que faltó en "numerosísimas ocasiones" afirmó que contactaron con los imputados y que ponían "excusas". La educadora social del centro, situado en la zona de Riazor, relató que los condenados no asistían a la citas, que les enviaron cartas con acuse de recibo y que tampoco respondían al teléfono. La jefa del departamento de orientación también testificó que los imputados ignoraban las llamadas del colegio, al tiempo que aseveró que ella los telefoneaba tres veces por semana. "Siempre tenían excusa", manifestó.

El titular de Penal 3 considera "injustificable" la actitud de los padres de la menor. El juez arguye en la sentencia que la "precaria situación económica" de los acusados no justifica su forma de actuar, ya que sostiene que mantuvieron una actitud "totalmente pasiva". Así, los condenó como autores de un delito de abandono de familia al pago de una multa de 2.160 euros. El representante del Ministerio público demandaba en su escrito de calificación que fuesen penados al abono de una sanción de 4.860 euros.