La Cofradía de Pescadores y Mariscadores espera el visto bueno de la Consellería do Mar para poner en marcha un proyecto de regeneración de tres parques marisqueros privados cuya concesión ha caducado. Estas parcelas delimitadas en la ría por muretes levantados sobre el fango, se encuentran improductivas desde hace tiempo y los mariscadores pretenden explotarlas con el fin de incrementar la producción de bivalvos.

El más grande de los parques se encuentra a la altura de la urbanización A Ría, junto al paseo marítimo de Culleredo, mientras que los otros dos están situados al pie del hospital Materno Infantil. Andrés Pena, presidente de la Agrupación de Mariscadores a Pie, explica que estos terrenos están cubiertos en la actualidad por mejillones que crecen de forma natural, por lo que deben ser limpiados para que posteriormente se siembre semilla de almejas, que tardará un año y medio en alcanzar la talla necesaria para que pueda comercializarse.

Los mariscadores calculan que los parques precisaran de al menos 30 jornadas para que queden aptos para la siembra y esperan que la consellería les abone el coste de esos días de trabajo. "Tenemos un estudio de viabilidad realizado por un biólogo y ya le hemos presentado el proyecto a la consellería", detalla Pena, quien añade que la limpieza de las antiguas concesiones se realizaría en los días en los que las mareas impidan extraer los moluscos.

El portavoz de los mariscadores admite que el incremento de la producción de la ría no sería destacado con la explotación de estos tres parques, pero asegura que esta iniciativa "vendría muy bien" a este colectivo profesional para paliar las pérdidas que ha sufrido por los cierres causados tanto por la toxina lipofílica como por los hidrocarburos.

Precisamente hoy volverán a faenar estos trabajadores en los bancos marisqueros tras haber permanecido la ría cerrada por la detección de un exceso de combustible en el agua. A lo largo del año han sido 12 las jornadas de trabajo perdidas por los mariscadores, quienes calculan que han perdido más de 50.000 euros de ingresos por este motivo, ya que cada día sin faenar les priva de ganar entre 80 y 90 euros.

El colectivo se vio especialmente perjudicado por la coincidencia de los días de cierre con las mareas más favorables para su actividad, en las que la bajamar es más pronunciada y les permite extraer moluscos durante más horas. Por si fuera poco, tras 10 días de cierre por la presencia de la toxina lipofílica, cuando los análisis revelaron que había desaparecido, se decretó un nuevo cierre por haberse superado el nivel tolerado de hidrocarburos, lo que obligó a prohibir de nuevo el marisqueo hasta el 11 de mayo, aunque el régimen de mareas hizo que hasta hoy no fuera posible retomar el trabajo.

La mayor queja de la Agrupación de Mariscadores a Pie es la inexistencia de ayudas para estos trabajadores cuando no pueden llevar a cabo su actividad en la ría, ya sea por causas naturales o por contaminación industrial. Pese a que ha reclamado en repetidas ocasiones compensaciones por la pérdida de estas jornadas, la consellería nunca ha admitido su exigencia.