El Dillo ti comenzó con un centenar de vecinos sentados en las sillas, en el patio exterior del Ágora. "Así estamos fresquitos", bromeó el alcalde, pero ese frescor se fue convirtiendo en un tormento en ambos bandos, Corporación municipal y vecinos. Algunos de los asistentes, incluso, formularon su pregunta pero no se quedaron a escuchar la respuesta.