El alcalde, Xulio Ferreiro, ve "muy difícil" que el PSOE entre a formar parte del Gobierno local "en los próximos días". Para Ferreiro, es una cuestión "de confianza", de demostrar que ambas formaciones políticas pueden llegar a acuerdos y trabajar en la misma dirección. El PSOE, sin embargo, plantea como único escenario para que el Gobierno local consiga aprobar las ordenanzas fiscales, relativas a las tasas y los impuestos, y los presupuestos de 2017, pasar de ser oposición a sentarse en la bancada del gobierno.

"Antes de hablar de eso y plantear en serio un gobierno de coalición tenemos que desarrollar una relación de confianza", explicó ayer el regidor municipal, que califica de "un paso demasiado brusco" el hecho de "pasar de recibir insultos del PSOE" a integrar a la formación en el Ejecutivo. Para el PSOE, sin embargo, no hay otro escenario que favorezca la gobernabilidad en la ciudad.

"En este momento ya no caben otras fórmulas, como las que se habían venido manejando hasta ahora, como las aportaciones puntuales o llegar a acuerdos. Los acuerdos, por esa falta de diálogo que le achacamos a Marea, han supuesto retrasos en la aprobación de cuestiones como los presupuestos de 2017", comentó ayer el portavoz socialista, José Manuel Dapena.

El PSOE y Marea Atlántica hablan, pero no se entienden. En sus reuniones está sobre la mesa la entrada de los socialistas en el Gobierno local, pero las dos partes no coinciden en el tiempo en el que se tiene que abordar esa circunstancia.

El Ejecutivo municipal considera que, primero, los socialistas han de negociar la aprobación de las ordenanzas fiscales, un documento que fija las tasas y los impuestos, imprescindible para el presupuesto municipal porque de él depende la previsión de ingresos municipales. Los socialistas, según explicó ayer su portavoz, ponen la entrada en el Gobierno local por delante de cualquier otra negociación, hasta el punto de que aseguran que no han empezado a discutir ni una coma del borrador de tasas y tributos que Marea Atlántica pretende aprobar el próximo viernes en la Junta de Gobierno Local. "Si queremos que entren en vigor el 1 de enero [las ordenanzas fiscales], la fecha límite es el viernes y eso lo sabe el PSOE desde hace semanas", puntualizó ayer el alcalde, ya que con el cambio de la legislación, los sábados ya no son días hábiles. Eso implica también que el presupuesto se tiene que aprobar, como muy tarde, el 15 de noviembre en el pleno, para poder ejecutarlo desde el 1 de enero.

El portavoz socialista y la concejal Mar Barcón aseguraron ayer que cuentan con el apoyo de la Ejecutiva local del PSOE para mantener este tipo de conversaciones en las que, según revela la edil, no se habla "de concejalías ni de números" sino de dar "estabilidad" al Gobierno local. Las conversaciones comenzaron a finales de septiembre, aunque el alcalde solicitó discreción a los socialistas, un acuerdo que el portavoz del PSOE rompió al filtrar el tema a los medios de comunicación, según la versión de Ferreiro. Para Dapena, que el viernes por la mañana ante la prensa dijo que no desvelaría cuál era la opción del PSOE porque el alcalde le había pedido "reservas", esa confidencialidad se "levantó por la tarde". Ferreiro no ocultó ayer su descontento con este comportamiento: "Yo no veo relación de confianza en decirle al alcalde que se mantienen reservas sobre las conversaciones y ver al día siguiente una entrevista. Eso no es lealtad ni es nada".

Desde que el PSOE diese su voto favorable a la investidura del alcalde sin haber pedido entrar en el Gobierno local, los socialistas se han erigido en "socios preferentes", un estatus que pidieron y que Marea les otorgó públicamente, a la vez que han criticado duramente la gestión del Ejecutivo municipal.

Los socialistas aseguran que, en su primera reunión sobre el marco de relación de las dos formaciones, ambas realizaron un "diagnóstico de la ciudad" en el que concluyeron que había deficiencias como: "la falta de estabilidad plenaria" y "las deficiencias en la gestión". "Entendemos que la solución más adecuada podría ser la entrada del PSOE en el Gobierno, aportaría estabilidad, no habría incertidumbre sobre si los asuntos que llevasen a pleno serían aprobados o no" y "gestión", dijo Dapena. Un extremo con el que el alcalde se muestra en desacuerdo, ya que considera que la gobernabilidad va más allá de las manos levantadas en el pleno.

"No es cuestión de votar, sino de trabajar juntos. Si quieren entrar en el Gobierno tenemos que ver que ese gobierno puede funcionar. Veo muy difícil en estos momentos que, después de estar recibiendo tortas del PSOE durante un año y pico, realmente podamos trabajar juntos", comentó Ferreiro, que basa las negociaciones en la confianza.