Las casi 200 hectáreas del puerto exterior destinadas a la instalación de empresas están a día de hoy ocupadas al 10%, según señala el plan de empresa de la Autoridad Portuaria para 2017. Este documento refleja que uno de los objetivos que se marca la entidad, con el plazo fijado en diciembre de 2022, es alcanzar el 57% de superficie concesionada, es decir, con operadores a pleno rendimiento.

Son seis años en los que las instalaciones de punta Langosteira deberán atraer nuevas empresas que se sumen a las ya operativas, como Terminales Marítimos de Galicia, Pérez Torres y Galigrain -firmas que prevén ampliar sus respectivos espacios-, y a las que tienen la perspectiva próxima de instalarse, caso de Bombeos y Transportes Carral, que inició en septiembre las obras de construcción de una nave y una tubería de descarga (2.750 metros cuadrados), Alcoa y Repsol Petróleo.

Aunque el Puerto admite en su plan de empresa que en la actualidad solo el 10% de su superficie concesionable está ocupada, a finales de 2015 tenía reservada una cuarta parte de las casi 200 hectáreas para operadores, algo más de 46 hectáreas. Una parte corresponde a Pemex, la petrolera mexicana que hace dos meses reconocía que había abandonado su plan de instalarse en el puerto exterior en una superficie de 30.000 metros cuadrados para construir una base de graneles líquidos y un pantalán; la Autoridad Portuaria alega que la compañía no le ha confirmada que haya aparcado o rechazado su plan.

Repsol representa otro de los importantes retos del Puerto en su dársena exterior, ya que en el periodo de dos años desde ahora se tendrá que desarrollar, de acuerdo con el plan de empresa, la segunda fase de su traslado a Langosteira. Con la negociación cerrada tras numerosos trámites y según el convenio de 2013 para el traslado de los tráficos de crudo al puerto exterior, el objetivo inmediato es implantar en Langosteira el tráfico de productos refinados que actualmente utilizan las instalaciones del puerto interior a través del oleoducto. La previsión es que las obras duren un máximo de 28 meses y que puedan extenderse más allá de los plazos fijados.

La Autoridad Portuaria pretende también otorgar una terminal independiente de líquidos en el periodo de los próximos tres años y realizar la tramitación necesaria para la concesión administrativa de nuevas terminales en las instalaciones de punta Langosteira.

La generación de recursos económicos mediante la venta de la superficie de los muelles de Batería y Calvo Sotelo es otra de las ambiciones del Puerto en su plan de empresa. Con esta operación prevé obtener 25 millones de euros. Es un objetivo que pasa por la desafección de los terrenos y la posterior enajenación de los muelles para, según el documento, "facilitar y mejorar la integración urbana del puerto". Pero para ello el Concello, que establece un plazo de dos años, tendrá que realizar previamente, de acuerdo con el plan general, un documento urbanístico detallado para la zona que desvincule la superficie de su uso portuario para poder venderse, y eso ha de hacerse a través de un Plan Especial de Transformación, cuyas líneas generales desarrolla el plan general a partir del documento encargado a finales de la década pasada a Joan Busquets.

El Puerto preveía negociar con el Concello la ordenación de estos muelles según las directrices fijadas en su plan de empresa de 2016, pero en el nuevo documento desaparece esta previsión. El cambio se produce después de que en diciembre la entidad resolviese subastar de forma conjunta el hotel Finisterre y La Solana en contra del interés municipal de adquirir el suelo del complejo deportivo para uso público.