El Sendeiro Atlántico, reconocido como Senda Azul Senda Azulpor la misma entidad que otorga las banderas azules de las playas, hace un recorrido por los arenales, monumentos y paisajes más relevantes de la costa de A Coruña. El camino, que conecta el mirador del monte de San Pedro con O Parrote, recorre todo el litoral coruñés.

Próximamente será habilitado con señales, información en internet e itinerarios autoguiados. La senda es la primera de la ciudad en recibir el reconocimiento, tiene 12,5 kilómetros de longitud y puede ser recorrida a pie y en bicicleta, por el carril bici situado en el paseo marítimo.

Dos miembros del Grupo Naturalista Hábitat, Cosme Damián Romay y Andrés Pereiro, nos guían en este reportaje por los aspectos más destacados de la senda, que alberga museos, playas, acantilados, zonas verdes, fauna y flora.

San Pedro. El sendero tiene "unas vistas privilegiadas sobre las islas", que están a punto de recuperar su denominación como Espacio Natural de Interés Local, y "tienen colonias de aves marinas, gaviotas patiamarillas y cormorán moñudo", cuenta Romay, que añade que "también tienen unos fondos marinos destacables" y que "hay mucho más de lo que vemos en tierra o en la superficie". Hábitat ha llevado a cabo diversos proyectos de investigación científica, "centrándose en el estudio de especies como las gaviotas y los cormoranes moñudos", explica Andrés Pereira. Además, el marisqueo de percebes, es una constante en la zona y, según Romay, la vegetación es "ampliamente interesante", sin olvidar la playa fósil de San Pedro, que es también "un elemento geológico de gran interés".

San Roque. "Los cantiles son modestos, pero tienen unos fondos marinos extraordinarios", dice Romay, que también señaló la necesidad de "empezar a valorar esta parte de la ciudad". La concienciación también es primordial, ya que "es importante mantener limpio el mar", indica Romay. El naturalista asegura que "siempre tiene que primar la conservación, mentalizando a la gente de que no se puede tirar basura ni arrancar plantas". Los perros también son importantes para lograr el mantenimiento de estas zonas y, argumenta Romay, que "deben ir atados para evitar que molesten a aves o herbívoros".

Playas. La Senda Azul recorre las playas de San Amaro, As Lapas, Orzán-Matadero y Riazor y, cuenta Damián, que desde la asociación Hábitat creen que " el principal problema está en la constante presencia de perros sueltos", ya que, a veces, "especies como los vuelvepiedras y otras aves costeras son privadas de la alimentación que necesitan, ya que los canes son llevados descontroladamente por sus dueños" , lo que dificulta la convivencia entre los animales. La solución, para la asociación Hábitat, radica en "hacer compatible la presencia de perros en las playas y, a la vez, la conservación de la naturaleza". Los voluntarios de la organización intentan propiciar "un cambio de mentalidad sobre el concepto de playa natural", ya que los restos orgánicos que nos encontramos en ellas, "como por ejemplo las algas, no son basura, ya que tienen una razón de ser y son necesarias para el equilibrio ecosistémico y de la propia zona", remarca Romay.

Monumentos, jardines y museos. El camino pasa por el obelisco Millennium, que recoge en sus primeros trece metros de altura la historia de la ciudad; la Domus, un museo interactivo con carácter cultural y científico; el Aquarium, situado a los pies de la Torre de Hércules y conocido como la casa de los peces; el propio faro romano; los jardines de San Carlos, construidos como una fortaleza y recuperados como jardines; y por el castillo de San Antón, un Bien de Interés Cultural con categoría de monumento, que alberga el Museo Arqueológico e Histórico de A Coruña.

Torre de Hércules. El entorno del faro es "la zona de mayor valor ecológico de toda la senda", explica Cosme Damián Romay. En este entorno natural y en sus zonas verdes "habitan muchas especies que necesitan unas condiciones muy especiales para sobrevivir", cuenta Andrés Pereira. El reconocimiento de la costa coruñesa como una Senda Azul es, para los miembros de Hábitat, una "merecida identificación sobre el patrimonio cultural y paisajístico". Romay asegura que lo más importante para preservar el entorno es "compatibilizar uso y disfrute con la conservación medioambiental".