La familia Franco se enfrenta a posibles sanciones por la mala gestión de las visitas que, como Bien de Interés Cultural (BIC), tienen que organizar en el pazo de Meirás. Aunque todavía no estaba catalogado como tal, no es la primera vez que los propietarios del inmueble tienen problemas con la Administración por actuar al margen de la normativa. Hace diez años, este diario publicaba que el Gobierno gallego había paralizado hasta en dos ocasiones obras en el pazo por no tener la pertinente autorización de la Dirección Xeral de Patrimonio. Por aquel entonces, la Xunta estaba a la espera de poder entrar en el pazo, después de que la familia le negase acceso a los técnicos de Cultura dentro de los trámites para declararlo BIC. Se les abrió un expediente sancionador.

La familia de la duquesa de Franco ejecutó en 2002 una reforma de parte del cierre que rodeaba el pazo y que supuso la supresión de un portal con arco de piedra que supuestamente pertenecía al siglo XVI. En su lugar se construyeron unas columnas de hormigón. Patrimonio, al recibir la denuncia de un vecino, ordenó la paralización por no tener permiso, pero los promotores ignoraron la orden y continuaron. La segunda paralización tuvo lugar en enero de 2004 después de que unos obreros con excavadoras iniciasen un desmonte para construir un muro de contención de hormigón. Sin permiso, hubo que reiterar la orden varias veces.