No es extraño encontrar a rastreadores de metales en las playas de Orzán y Riazor en busca de tesoros ocultos por la arena. Pero lejos queda ya la imagen del típico detector pues el dron ha llegado también para revolucionar estas búsquedas. Por el paseo marítimo caminaba ayer un hombre con una particular mochila a su espalda. De esta salía el dron para analizar la zona, mientras el usuario seguía la actividad del aparato a través de una tablet. Tan moderno y curioso el artilugio que algunos transeúntes no pudieron evitar fijarse en él y sacar sus teléfonos móviles para fotografiarlo. El hombre, sin inmutarse, siguió buscando.