En demografía las crisis económicas tienen un doble impacto. Uno inmediato, que se tradujo en un descenso de la natalidad a finales de la década pasada, y otro retardado cuyo impacto no veremos hasta dentro de 25 años, cuando los niños nacidos durante esta periodo alcancen la edad de ser padres. Serán menos y si las condiciones laborales no han mejorado tendrán menos hijos. Una bomba demográfica que, según el profesor de Sociología Diego López de Lera, tiene solución, pero que depende de la voluntad de la administración de poner en marcha políticas que favorezcan la fecundidad: mejores sueldos y más flexibilidad.

- Las previsiones auguran un importante descenso demográfico en Galicia. ¿En que situación nos encontramos?

-La situación demográfica en Galicia es parecida a la que hay en toda la cornisa cantábrica: aquí la población va disminuir en todas las provincias.

- Pero no se trata de un escenario homogéneo. A Coruña lleva dos años ganando población y en los ayuntamientos del área el crecimiento es todavía mayor.

-Esto viene ya de lejos. En Galicia, las provincias del interior han tenido un trasvase de población hacia Coruña y Pontevedra. El problema de ahora es que el crecimiento vegetativo es negativo y va a seguir siéndolo.

- ¿Una aldea que se queda vacía es recuperable?

-Las aldeas con campesinos y gente trabajando la tierra de mediados de los 70 son irrecuperables. La gente que puede salvar una aldea hoy son jóvenes que se van al área rural pero no para desempeñar labores agropecuarias.

- Dado la dispersión poblacional que existe en Galicia, hay voces que no ven mal que desaparezcan algunos de estos núcleos.

-En Galicia, en la misma extensión, puedes tener más población porque la fertilidad de la tierra es mayor. Es una característica de esta tierra siempre y no se ha potenciado. Aquí el desarrollo y la modernidad se vinculado con la industria y todo lo que sea el campo o la pesca se ha minusvalorado. El número de explotaciones agropecuarias que pierde Galicia cada año pasa de los dos millares. Es una perdida muy fuerte, no sólo en población, sino en sostenibilidad del campo.

- ¿Y esto también influye a los entornos urbanos, como el de A Coruña?

-El problema principal es el descenso de los nacimientos. Cuando estos bajan, al cabo de veinte años la población en edad de tener hijos es menor. Si las condiciones no han mejorado y las causas por las cuales los progenitores de esas generaciones en vez de tener dos o tres hijos tuvieron sólo uno o ninguno, además de que son menos población van a tener menos niños. Es la pescadilla que se muerde la cola. O intervienes para que suba la fecundidad o seguirá bajando. Durante la primera época de este siglo estuvo paliado por la inmigración, por el boom que tuvimos.

- ¿Ahora estamos viendo los efectos de la situación de hace veinte años y dentro de veinte veremos los de esta crisis?

-Sí, sí, claro. En los efectos de esta crisis hay dos partes, una que es inmediata y que en 2008 supuso un descenso más fuerte de los nacimientos y otro a medio plazo cuando esas generaciones que nacieron en esos años lleguen a la edad de tener hijos, en 2035. Si para entonces no cambia la situación laboral, habrá menos hijos. No es fácil formar una familia hoy en día.

- ¿Es la migración una alternativa para frenar este declive?

-El INE proyecta un saldo migratorio positivo de más de 300.000 personas al año, pero no creo que en estos cinco o seis años próximos lleguemos a esos niveles. Además en Galicia tenemos una migración dual, con un saldo negativo con el resto de España y positivo con el extranjero. Los inmigrantes van donde pueden conseguir trabajo y si aquí en Galicia la gente se va a conseguir trabajo fuera es difícil que venga gente de afuera a trabajar . La migración no resuelve el problema a medio y largo plazo, puede servir para aliviarlo puntualmente, pero necesitarás estar inyectando continuamente medidas de atracción.

- ¿Entonces qué políticas son necesarias para frenar el declive demográfico?

-Se pueden copiar políticas que han tenido éxito en otros países, como en Francia, Suecia, Dinamarca o Alemania. Lo principal son los sueldos: tienes que ver mejorar los sueldos como una inversión en familia. Si una persona casi no puede vivir sola y dos lo pasan mal, ¿cómo van a pensar en tener un hijo? Además hay que igualar los periodos de postparto entre hombres y mujeres, dejar que ellos los gestionen como quieran y aumentar un poco su duración; lograr una verdadera flexibilidad de horarios a través de un acuerdo entre trabajador y empresa; fomentar la media jornada de trabajo, las plazas subvencionadas en las guarderías y ayudar en el acceso a la vivienda a un precio digno. No se lo tienes que regalar, sino ponerle un precio bajo, con rebajas al IRPF para que esa pareja pueda pagar según su nivel de vida y a medida que vayan mejorando se les aplica un factor de corrección del precio.

- ¿Es necesario replantear las políticas públicas al ver que no se van a cumplir las previsiones de crecimiento?

-Es difícil convencer a un ayuntamiento de que su población va a descender. Para proyectar nuevas viviendas tiene que haber demanda que lo justifique. Hay toda una red de intereses entorno a los PGOM.

- Pero en la ciudad hay ya 20.000 viviendas vacías

-¿De donde reciben los ayuntamientos los ingresos? De impuestos como el bienes inmuebles. Si no proyectas que van a aumentar tus ingresos no puedes decir que van a aumentar tus gastos. Eso es una postura real, pero no electoral.