El backgammon es uno de los juegos de mesa más antiguos que se conserva en la actualidad. Las partidas se disputan a dos jugadores, que cuentan con quince fichas cada uno -unas blancas o rojas y otras negras-. El objetivo principal es conseguir sacar todas las fichas propias del tablero, que está compuesto de veinticuatro casillas triangulares rojas y negras. Este juego combina la estrategia con el azar a partes iguales, ya que se utilizan dos dados para realizar los movimientos de ficha. A partir de ahí cada jugador emplea su habilidad para tratar de vencer al contrario.

Igual que en el resto de los juegos de mesa, un viejo debate suena de fondo en torno al backgammon: ¿puede considerarse un deporte o es solamente un entretenimiento? Existen argumentos que podrían resolver esta cuestión en cualquiera de las dos direcciones. Por una parte, en muchos países del mundo, como Francia, Alemania o los países árabes, existen federaciones y competiciones oficiales. Sin embargo, en otros ámbitos prima su aspecto más lucrativo. El backgammon es objeto de negocio en muchas páginas de Internet y también en los casinos de todo el mundo.Allí los jugadores apuestan grandes sumas de dinero, llegando a crearse un negocio en torno a los tableros.

En España la práctica está reservada al puro entretenimiento. El backgammon es en nuestro país un entretenimiento minoritario, que se está extendiendo en los últimos años en las zonas con más inmigración, como Murcia o Madrid. En Galicia su uso todavía no está muy arraigado, pero en A Coruña existe una comunidad de jugadores bastante consolidada, que se reúne diariamente en el Jazz Café, un bar situado en plena plaza de España. En total suman entre cuarenta y cincuenta aficionados. La hora punta es entre las siete de la tarde y las diez de la noche, cuando pueden reunirse una media de siete u ocho jugadores en la barra del establecimiento.

Rubén Rodríguez es el dueño de la cafetería. Este año ha organizado la segunda edición del Trofeo Internacional de Backgammon. Como él mismo explica, el nombre de la competición está cargado de ironía, ya que a pesar de tratarse de un torneo local se le añade el calificativo de "internacional" porque varios de los participantes son de nacionalidad rumana. Este año el torneo contó con quince jugadores, de edades comprendidas entre los diecinueve y los sesenta y un años. Hombres y mujeres se reparten a partes iguales su participación en la competición.

El trofeo se disputa en unos tres meses, ya que al tratarse de una competición entre amigos las partidas se juegan cuando ambos contrincantes acuerdan. Por medio de rondas eliminatorias, los jugadores se van apeando hasta que solamente quedan cuatro. Entonces se disputan las semifinales, y, posteriormente, la gran final. Este año los semifinalistas fueron el anfitrión Rubén Rodríguez, que jugó contra Diego Romero, y el rumano Remus Balan, que se enfrentó a Manuel Castelo. Pasaron a la final Rodríguez y Castelo, y fue este último el que se hizo con la victoria. El premio, que se entregó el miércoles pasado, consistió en un trofeo y una merienda gratuita en el Jazz Café.

El objetivo de esta competición es dar a conocer el backgammon en la ciudad, y fomentar la iniciación de nuevos jugadores. La organización busca la competitividad limpia, y bajo ningún concepto se puede apostar dinero, "ni si quiera un café", aclara Rubén. En este sentido prima el aspecto deportivo, pero ni organización ni participantes reivindican que el backgammon sea considerado un deporte. Para ellos se trata simplemente de un entretenimiento, una manera de divertirse que además engancha.

Antonio Sánchez es el participante más veterano del Trofeo. Él confirma que el único fin de sus competiciones, tanto del torneo como de las partidas diarias, es pasárselo bien. Define el backgammon como "un juego divertido, emocionante, que engancha porque combina la habilidad y la suerte". Sánchez explica que en A Coruña se juega a la manera española, que introduce una pequeña variación en las normas internacionales. Según él, son esas reglas comunes las que hacen que este juego pueda pasar a ser considerado un deporte. Sin embargo asegura que ese reconocimiento no es una prioridad para ellos.

El ambiente en el Jazz Café es casi familiar. Como explica Antonio, muchos de los jugadores llegan a hacerse grandes amigos, ya que son muchas las horas que comparten delante de un tablero. Las partidas están abiertas para el que quiera participar, sin importar si sabe jugar o no, ya que los más experimentados están dispuestos a enseñar a posibles aprendices. Porque eso es lo que quieren los miembros de esta comunidad de jugadores: compartir su pasión por el backgammon. Independientemente de si es un deporte o solamente un juego de mesa.

Un pasatiempo con 5.000 años de historia que sigue vivo a día de hoy

El origen del backgammon parece remontarse a la Mesopotamia de hace 5.000 años, por lo que se considera uno de los primeros juegos de mesa de la historia. Se han encontrado en diferentes lugares numerosos restos arqueológicos de tableros, fichas y dados que así lo corroboran. A lo largo de la historia este entretenimiento estuvo siempre asociado a las clases más altas de la sociedad, ya que eran los líderes y los miembros de la aristocracia los que lo practicaban.

Durante la época de los romanos, el antecedente del backgammon se denominaba tabola o alea. Era el juego favorito del emperador Claudio, que exigía que su carroza imperial estuviese equipada con un tablero y una cama para poder jugar mientras viajaba. Durante muchos años este entretenimiento estuvo prohibido en Roma debido a las graves adicciones que creaba entre la población.

Fueron precisamente los romanos los que llevaron el juego a Inglaterra después de la invasión del siglo I d.C. En las islas británicas el entretenimiento se popularizó y pasó a denominarse "tables". Este juego se practicaba en muchas tabernas y contaba con numerosos aficionados. El término backgammon comenzó a utilizarse en el siglo VII, y cien años después se escribieron las primeras reglas modernas que existen. Fueron escritas por Edmond Hoyle en el siglo XVII.

En la actualidad, el backgammon está profundamente arraigado en países como Turquía, Egipto, Francia y Alemania. Allí su práctica está muy extendida, y existen incluso federaciones oficiales. Sin embargo, en otros lugares sigue siendo una afición minoritaria. En los últimos años, la aparición de internet favoreció que su práctica se extendiese por todo el mundo. Existen numerosas páginas web que se dedican a organizar competiciones entre usuarios, por lo que se han creado comunidades virtuales de jugadores que llegan a apostar grandes cantidades de dinero.

Cómo jugar al backgammon 1.- Normalmente se enfrentan dos contrincantes, aunque en ocasiones puede jugarse por parejas. 2.- El objetivo básico es meter todas las fichas propias -cada jugador cuenta con 15- en el mismo sitio, antes que el rival. 3.- Para llegar a ese punto final hay que completar una vuelta al tablero, formado por 24 casillas. 4.- Las fichas avanzan a través de los movimientos que marquen los dos dados que se utilizan. 5.- La única diferencia con el reglamento internacional que se introduce en España es que aquí no se pueden acumular más de cinco fichas en la misma casilla, por lo que el juego se complica.