A lo bestia, ganándolo todo. Y a lo grande, en casa, al calor de Riazor, de un Palacio casi lleno que vibró como en los mejores tiempos del Deportivo con el festival de sus jugadores veteranos, campeones de la Liga Placo de fútbol indoor por segunda vez. El deportivismo más nostálgico encontró unas horas de alegría en un presente tan nublado con el éxito de los ex futbolistas, que con su victoria por 13-10 sobre el Atlético levantaron una copa más para la historia y, de paso, rejuvenecieron practicando el deporte con el que triunfaron. Fue emotiva la consecución del título, la celebración, la tarde de fiesta futbolística, el regreso de Djalminha, los abrazos a Arsenio y a Manolete, los saltos en el podio, el baño en champán, los niños pidiendo fotos... El Dépor es campeón, Súper otra vez.

El partido no fue un trámite, aunque las celebraciones hagan parecerlo. Como en Valencia en su anterior encuentro, el Dépor entró pausado en la pista, a la expectativa del cariz que tomara el duelo. Prefirió reconocerse en el rectángulo antes de orquestar bien sus piezas. Por eso aprovechó ese momento de observación el Atlético para adelantarse por medio de Alfaro, así como pidiendo permiso para marcar primero en la fiesta del anfitrión. Hasta que Fran y Djalminha no sintonizaron sin interferencias, con el concurso cercano de Manjarín y Donato, el Deportivo no empezó a afinar sus instrumentos. El público, alentado por dos combinaciones entre los dos astros, empezó a aplaudir para dar la bienvenida al primer tanto local, transformado por Djalma en boca de gol.

Se adelantó de nuevo el Atlético, igualó el Dépor y empataron dos veces los veteranos colchoneros. Elduayen, el mejor portero de la Liga, lució su repertorio de paradas. Con lo que abulta entre los palos es harto difícil orientar bien los disparos para hacer inútiles sus estiradas. Para el Deportivo jugar y marcar resultaba más sencillo. Porque Fran dirige el cotarro delante y detrás, ayer más retrasado para que Djalma se pasease del círculo central hacia arriba en la primera parte (en la segunda reposó el brasileño durante minutos como cierre). Porque si no resuelve Manuel con un regate de lujo lo hace Repi con una explosiva terminación. O Donato con una aparición digna de un chaval. O porque aparece Djalminha para inventarse un truco de mago o un número de circo; repertorio de sobra tuvo el crack ayer en el Palacio de Riazor, congraciando a la afición deportivista con el espectáculo y el arte, si es que el fútbol puede ser artístico.

En Riazor manda el dueño y de ello se encargó tras el descanso, justo tras el 4-4. Con jugadas para la galería empezó a certificar el Deportivo la victoria y el título liguero. Marcó Donato, Repi, Djalma en plan puñetero. Sesteó un rato y permitió meterse de nuevo al Atlético en la contienda. Nada peligroso, ningún problema. Fran se reservó el final para marcar -"Francisco, Francisco", gritó el público, como en el estadio hace años -, dos goles, el último sobre la bocina, para ensalzar la magnitud de una victoria que convirtió al Dépor en Superdépor, en un equipazo para guardar en la memoria y nunca olvidar.