"Debemos localizar errores, encontrar el método adecuado y trabajar sin descanso para tener un coche ganador desde el comienzo de la temporada". En Monza, en su carrera de casa, donde siempre se espera algo de Ferrari, la charla del presidente Luca Dordero di Montezemolo llegó a las entrañas de la fábrica de Maranello. Al jefe supremo el monoplaza de este año le resultó "una desilusión", y no hacía sino resumir el sentimiento de millones de tifosi repartidos por todo el planeta.

Vistió Montezemolo la crítica de arenga e hizo saber al mundo que la Scuderia ya está preparada para la próxima batalla. Que porque este Mundial esté perdido ante Red Bull no por ello van a bajar los brazos. De hecho, ya desde agosto se trabaja en paralelo en la casa. Por un lado, los retoques mínimos para completar con dignidad la presente temporada; y por otro, el nuevo equipo de trabajo centrado en el siguiente Mundial.

Ha habido mucho cambios en la forma de enfocar la construcción del nuevo coche. La responsabilidad descansa ahora sobre dos nombres: Pat Fry y Neil Martin, cerebros privilegiados de McLaren y Red Bull, fichados para poner orden en la Scuderia.

Desde el pasado invierno han caído dos de la cúpula de mando ferrarista. Chris Dyer, señalado por el desastre estratégico del Gran Premio de Abu Dabi, y Aldo Costa, como responsable del fallido F150 Italia. Ahora quienes llevan las riendas son Fry y Martin. Al primero se le puede ver cada domingo de carrera muy cerca de Fernando Alonso. Siempre con sus lentes graduadas, encuentra un momento para acercarse al piloto durante el alboroto que se forma en la parrilla de salida antes de la batalla. Allí, junto al ingeniero de pista del asturiano, Andrea Stella, repasan por última vez la estrategia. Pat Fry es inglés, viene de McLaren y lleva más de 20 años en la Fórmula 1.

En los últimos meses se ha paseado por todos los departamentos de Maranello para auditar los protocolos de trabajo y señalar todos los puntos erróneos. "No ha sido fácil para gente que tiene muchos éxitos a sus espaldas aceptar correcciones pero el sistema está funcionando", susurran desde la escudería.

Neil Martin trabaja en la retaguardia. Viene de la estructura de Red Bull, donde ayudó a poner las bases de la escudería de moda. Es un gestor de grupos, un experto organizador del trabajo que ha señalado las líneas básicas de actuación en la factoría. Y resulta que ahora hay más diálogo, más intercambios de pareceres. Las dinámicas de grupo son habituales en Maranello. A todos se les solicita una idea, un punto de partida. Y comienza la discusión. "Ni antes éramos un ministerio ni ahora una comuna", explican en voz baja desde los despachos. El sistema es democrático y da protagonismo a las personas. Se pide que cada uno de él máximo de sí mismo y lo aporte al bote común para mejorar las prestaciones del grupo.

Todavía faltan algunos meses hasta que el próximo Ferrari salga a una pista, pero en Maranello la exigencia es ya muy alta. No tocan pelo desde el título de pilotos de Raikkonen en 2008. Y es que tres años enteros de sequía son ya demasiados en el Real Madrid del mundo del automovilismo.