Un decepcionante empate contra el Mallorca confirmó la crisis del Atlético, que recibió el 0-1 en la primera jugada, de penalti, y que empató del mismo modo antes del descanso. Repitió un fútbol previsible, sin casi ocasiones claras, y reincidió en sus problemas ofensivos ante un rival competitivo. El equipo rojiblanco no ha ganado en los últimos cuatro partidos de la Liga y mira desde la distancia su meta, la Liga de Campeones.