El Deportivo vive contagiado de la ilusión que le transmite la afición con cada cita en Riazor y que a la vez traslada el equipo a la grada por medio de sus resultados. Los jugadores son los primeros en aprovecharse de la comunión existente, y muy en especial los que vivieron en sus carnes el trauma del descenso al final de la temporada pasada. La mejor prueba de ello es el momento que atraviesa Riki, máximo goleador del equipo y con el desafío en el horizonte de superar sus mejores registros desde que es profesional. "Este año el objetivo es más bonito", resumió el delantero sobre el espléndido estado de ánimo que atraviesa la plantilla; "se lucha por algo".

A pesar de la pérdida de categoría, recordó ayer el madrileño en la sala de prensa de Abegondo al finalizar el entrenamiento, los jugadores han asumido la nueva realidad del club como un reto. El Deportivo, añadió, ya no pelea como en las últimas campañas en Primera División por esquivar el descenso, sino por ser el mejor. "El objetivo del equipo es ser campeón", proclamó.

La ilusión con la que afrontaron los jugadores el desafío de devolver el equipo a la máxima categoría desde el mismo instante en el que se consumó el descenso se mantiene intacta y es la base, según Riki, del momento que atraviesa actualmente la plantilla.

Esa motivación se traduce en un estado de ánimo más saludable del que se respiraba años anteriores, pese a que las exigencias actuales han llegado a ahogar al conjunto en determinados momentos. "Estoy disfrutando más", admitió ayer el delantero; "en todo".

El estado de forma y la "confianza" de la que disfruta actualmente se traduce en una de las mejoras cifras anotadoras desde que es jugador del Deportivo e incluso desde que es profesional. Entrenar día a día con sus compañeros, tener minutos y continuidad en el once titular le han proporcionado los alicientes de los que careció en etapas anteriores dentro del club. "Tengo el acierto de hacer gol y también me quedo con el trabajo y el juego que estamos haciendo", destacó después de que el equipo firmara el domingo ante el Barcelona B su novena victoria consecutiva del campeonato. Con nueve tantos en su cuenta, el inexplicable fallo del Teresa Herrera ya queda lejos, tal y como reconoció ayer cuando le recordaron aquella ocasión fallada que parecía hacer despertar los fantasmas del delantero precisamente en el instante en el que se había convertido en el máximo goleador de la plantilla en pretemporada. Riki recoge ahora los frutos de su trabajo, a pesar de que al "delantero se le valora más por los goles que por el trabajo".