La selección gallega de voleibol consiguió el pasado fin de semana en los distintos Campeonatos de España por comunidades de categorías base los mejores resultados de su historia. El objetivo era meter a los cuatro equipos entre los ocho primeros tanto en infantil como cadete y en categoría masculino y femenina. El botín fue mucho mayor que el esperado: una medalla de plata, dos cuartos puestos y un quinto. Una prueba de que los cimientos del edificio se están construyendo con cemento. Aunque todavía tendrán que dar el gran salto para alcanzar el tejado. Cuidar la base siempre es garantía de futuro, más en tiempos de crisis, que golpea con más dureza a deportes minoritarios como el voleibol.

La mayor de las alegrías la dio el equipo infantil femenino, que se colgó la medalla de plata. En él, dos jugadoras coruñesas: Paula Castro, del Calasancias, y Lidia Gudge, del Liceo. Junto al resto de compañeras demostraron por qué son una de las mejores generaciones y soñaron incluso con el oro, pero Cataluña, que ganó los dos títulos femeninos en juego, impidió la traca final. Galicia, que había apeado en semifinales a las andaluzas, principales favoritas, perdió los dos primeros sets por 19-25 y 24-26 y consiguió reponerse en el tercero (25-20) para prolongar el duelo, pero el cuarto sería el definitivo, ya que los nervios de la primera final hicieron medalla (17-25).

Galicia luchó por dos medallas más, en cadete femenino, con las coruñesas Lydia Alonso y Andrea Rivas, del Zalaeta, y Susana Suárez, del Liceo; y en infantil masculino. Pero Andalucía y Madrid se cruzaron en sus caminos. Solo en cadete masculino la selección autonómica se quedó fuera de las semifinales, aunque con un poco de polémica. Un balón fuera decisivo desconcentró al equipo, del que formaba parte el coruñés David Vázquez, del Calasancias. A pesar de eso, el éxito de Galicia fue rotundo. Por selecciones, solo Cataluña y Andalucía la superaron, por lo que sería la tercera potencia española.