Stephen Cummings (BMC), otro británico procedente de la pista, culminó con éxito la fuga del día y se impuso en solitario en la decimotercera etapa de la Vuelta disputada entre Santiago de Compostela y Ferrol, de 172,8 kilómetros, en la que Purito Rodríguez conservó el maillot rojo la víspera de la alta montaña.

Cummings, hace un año en el Sky de Wiggins y Froome, solo disparó una vez, a 3,5 kilómetros de meta, pero acertó en la diana. Dejó clavados al australiano Meyer (Orica) y al español Juan Antonio Flecha (Sky), quien lamentó "perder después de estar todo el día currando", y se marchó solo hasta la meta, donde alzó los brazos por primera vez en la Vuelta y con la camiseta de su nuevo equipo.

Eran los tres elegidos para discutir la victoria, pero el don de la oportunidad lo explotó Cummings, subcampeón olímpico de persecución en Atenas 04 y del mundo en 2005, que aún sacó 4 segundos de renta a sus inmediatos perseguidores. A 14 pasaron Clarke, Gerdemann y De Gendt, poco antes que la marabunta encabezada por el favorito del día, el alemán Degenkolb, quien no pudo hacer la manita.

Esta vez no había muros, ni repechos, solo algo de viento y mucho respeto por lo que se avecina: el tríptico de montaña que puede decidir la Vuelta. No por eso hubo tregua. Hubo que "remar todo el día", decía Contador.