Iker Casillas volvió a quedar relegado al banquillo este lunes en el partido que el Real Madrid disputó en Los Cármenes contra el Granada. El entrenador Carlo Ancelotti volvió a elegir a Diego López para estar bajo palos, por lo que el capitán blanco tuvo que conformarse con seguir el partido desde el banquillo.

Cabizbajo y con el gesto preocupado, el portero de la selección española volvió a mostrar una imagen bastante más seria de lo que en él es habitual. Ni siquiera los gritos de ánimo que le llegaron desde las gradas de Los Cármenes consiguieron cambiar el gesto de Iker.