Cristian Fernández fue el ganador, pero el héroe de la Travesía del dique Barrié de la Maza fue el pequeño Santi, que abandonó la carrera para ir a auxiliar a un compañero en problemas. Y es que se vivieron ciertos momentos de nerviosismo. Uno de los niños de la categoría de los más pequeños -desde los 11 hasta los 14 años- sufrió un tirón nada más tomar la salida y no pudo continuar en competición. Pero se puso nervioso y empezó a bracear, como si estuviera intentando no ahogarse. Incluso por momentos se hundió un poco en el agua. La gente que observaba la escena desde los lugares destinados al público se impacientó porque no había ninguna lancha en los alrededores que pudiera ayudarle. Por megafonía se pidió con urgencia la presencia de la Cruz Roja. Fue entonces cuando entró en acción Santi. Se le habían caído las gafas al tirarse de cabeza desde el pantalán y pudo ver con claridad los problemas que estaba teniendo su rival. Y no se lo pensó. En vez de seguir su camino, se dio la vuelta y nadó en dirección contraria hasta llegar a la altura del lesionado, que en su compañía, ya más calmado y apoyándose en su hombro, resistió hasta que llegó la asistencia. Aplausos cuando el niño fue rescatado y subido a la lancha y ovación para Santi, que fue trasladado en la motora hasta la cabeza de carrera y reincorporado a la misma. Al final, no pudo terminar la travesía, pero abandonó como un héroe y con el premio gordo bajo el brazo porque con su acción dio la mayor lección de la mañana.