Rubén Vázquez (A Coruña, 1987) pasó en un abrir y cerrar de ojos de entrenar a niñas de 13 años en el Maristas a los profesionales del Cocinas.com, equipo logroñés que se mide mañana al Leyma Básquet Coruña en Riazor. Junto a Antonio Pérez Caínzos, extécnico de los herculinos, afronta como segundo entrenador el tramo final de su primera campaña en la élite, una experiencia que nunca olvidará.

-A falta de tres jornadas y con la salvación ya lograda.

-A principio de temporada era el primer objetivo, el equipo venía de estar el año pasado en el playoff de LEB Oro por primera vez en su historia. Durante la primera parte de la temporada tuvimos muchos contratiempos en forma de lesiones y de idas y venidas, la primera vuelta fue bastante convulsa. A partir de la segunda vuelta, el rendimiento ha sido muy bueno, compitiendo en canchas muy complicadas como Lugo y hemos ganado en casa a equipos como Palencia.

-¿Cómo se presenta el partido ante el Leyma?

-Especial por volver a casa, será muy grande ver a toda mi gente, a la de Maristas, especialmente a las niñas que entrené los últimos tres años, estoy en Logroño gracias a ellas. Me han dejado crecer como entrenador y me he 'aprovechado de ellas' para este paso. También por el regreso de Antonio, que formó parte de la familia del Básquet Coruña durante nueve años y ayudó tanto a crecer al club. Espero que tenga el mejor recibimiento posible.

-¿Cómo ha sido el cambio de dirigir niñas de 13 años a jugadores profesionales?

-Lo primero es que las echo mucho de menos, estoy aquí gracias a ellas y a los otros entrenadores. El cambio es un salto muy grande, pero ha sido menos gracias al trabajo día a día con Antonio. He tenido la gran suerte de que me siento muy partícipe de todo lo que se hace en el cuerpo técnico y que el factor humano del equipo es fantástico, todos los jugadores valoran y respetan mucho nuestro trabajo, la adaptación ha sido más fácil por ello.

-Lleva muchos años en contacto con Antonio Pérez, pero es su primera experiencia juntos.

-Empezó todo como una aventura, teníamos relación los últimos años pero no era algo diario. Compartimos muchas ideas sobre el baloncesto y el año pasado cuando fue para Valladolid mantuvimos mucho contacto. Me identifico mucho con su forma de ver el baloncesto y de tratar al baloncesto. Para mí es una experiencia fantástica desde el primer día por todo lo que he podido aprender gracias a él y por los valores que me ha ayudado a reforzar. Pensaba que el baloncesto profesional estaba muy alejado del de base y no es así. No podría estar en un sitio mejor y con una persona mejor.

-¿Qué rutina de trabajo lleva?

-A primera hora de la mañana me reúno con Antonio para planificar el entrenamiento matutino, entrenamos más de dos horas repartidas entre físico y pista después. Suelo comer al lado del pabellón en un restaurante y hago trabajo de vídeo y análisis del rival y por la tarde entrenamos de nuevo. Después, me quedo un poco más para editar vídeos, preparar informes o planificar cosas con Antonio.

-¿Qué le ha llamado la atención durante estos meses?

-Que el baloncesto profesional no está tan alejado de la base. Me llama mucho la atención el factor humano de los jugadores, me dicen que no todos los grupos son como éste. Estoy totalmente integrado dentro del grupo, los jugadores me valoran mucho y aquí me hacen sentir parte de un todo que es el equipo Cocinas.com. Pensaba que los jugadores eran más altivos, tengo 28 años y entreno a gente que me saca cinco o más años y el respeto con el que me tratan es una cosa de las que más me han llamado la atención.

-¿Y la vida en Logroño?

-Muy bien, echando de menos a la gente de Maristas, a mis amigos y a mi pareja. Logroño es pequeña pero con mucho encanto, vayas por donde vayas hay mucha gente siempre. La directiva, el club y los aficionados te tratan con mucho cariño. Solo pediría que mi gente de A Coruña estuviese aquí? ¡Y que el Dépor jugase en Las Gaunas!

-¿Cómo resumiría su primer año con el Cocinas.com?

-A nivel deportivo es una experiencia inmejorable por la persona con la que la estoy viviendo, he aprendido muchísimo al lado de Antonio. A nivel personal, estar lejos de los tuyos es un peaje bastante grande sobre todo cuando tienes menos trabajo o un fin de semana libre, echo de menos estar con mi pareja y con las niñas de Maristas. Pero tiene un valor incalculable y estoy muy contento de haber tomado esta decisión. Estoy viviendo cosas que nunca pensé que viviría. Mi objetivo en el futuro no es ser entrenador profesional, pero quiero aprovechar la experiencia. Tengo contrato por dos años y si sigo no tendría ningún problema, pero si tengo que volver a A Coruña también estaría encantado de hacerlo.