El pulso mantenido todo el verano entre Madrid y Manchester United, primero a costa de la renovación de Sergio Ramos y posteriormente en el intento de intercambio de porteros entre David de Gea y Keylor Navas, deja al internacional español tocado y al costarricense, señalado.

La directiva blanca presidida por Florentino Pérez tenía el objetivo marcado en David de Gea, al que no dudan en señalar como "heredero de Casillas en la selección española y el Madrid". Su llegada cubriría la portería al menos para una década. Fin al eterno debate.

La operación siempre estuvo en manos de Jorge Mendes, que también sale dañado del desenlace final. El Manchester United se negó a negociar hasta el último día, pero la experiencia en casos similares de Florentino Pérez instalaba el optimismo en el Madrid. De paso, el técnico del equipo, Rafa Benítez, daba dos titularidades consecutivas a Keylor, que brillaba ante el Betis y de golpe encontraba el cariño de la exigente afición madridista. Nada perturbaría los planes marcados. Keylor debía marcharse y así lo sabía desde que se incorporó en pretemporada. El Madrid había dado su palabra a De Gea.

El Manchester culminó su venganza ralentizando todo el papeleo de los fichajes. Lo que se pudo hacer en meses había que hacerlo en horas de una tarde-noche que avanzaba sin freno. De Gea, intranquilo en su domicilio, Keylor en Valdebebas pasando un reconocimiento médico tras aceptar doblar su ficha en casa del United y el Madrid confiando en cerrar la operación. Ahora, el resultado deja dos damnificados: De Gea y Keylor.

El internacional español está hundido anímicamente tras ver cómo sus sueños se desvanecían sin un argumento sólido. No quiere seguir viviendo en Manchester, dio los pasos que tenía que dar para forzar la operación enfrentándose incluso a Louis Van Gaal y su temido carácter y no esperaba este final.

Mientras, Keylor se queda en un club en el que sabe que valoran más a otro portero y en el que apenas ha tenido oportunidades, por lo que recibe un golpe de desconfianza.