El Gran Premio de Australia de 2015 que se disputó el domingo en el circuito de Phillip Island lo recordarán de manera positiva los españoles Marc Márquez (Repsol Honda) y Jorge Lorenzo (Yamaha) y no tanto el italiano Valentin Rossi (Yamaha) y el británico Danny Kent (Honda).

Márquez recuperó la sonrisa al conseguir una victoria en la isla australiana del Pacífico Sur, que se estuvo fraguando hasta la última vuelta y por la que no iba a arriesgar más de lo estrictamente necesario, sabedor de cuánto se jugaban tanto Lorenzo como Rossi y ya lo avisó en la jornada previa en sus declaraciones.

Pero Jorge Lorenzo le dejó la puerta demasiado abierta y Marc Márquez no es de los que perdone y se metió hasta la cocina para conseguir su quinta victoria de la temporada.

Mientras, y aun a pesar de la derrota, Jorge Lorenzo estuvo satisfecho, ya que en el último momento el italiano Andrea Iannone (Ducati Desmosedici), del que despotricó lo que no está en los escritos por seguir su rueda durante los entrenamientos oficiales del sábado, en la carrera le echó una mano que bien podría costar un título al robarle la tercera plaza a Rossi gracias a la velocidad de su moto en la recta de meta.

Valentino Rossi hizo todo lo que estaba en su mano para evitar el desastre en Australia, pero ya desde los entrenamientos algo no funcionó y no fue capaz de pasar de la séptima posición, tercera línea de la formación de salida, pero el nueve veces campeón del mundo supo sobreponerse a la adversidad para pelear hasta el final por un podio, del que esta vez, por segunda vez en la temporada después de San Marino, se quedó fuera.

En carrera Valentino Rossi puso todo lo que debía poner sobre el tapete pero se le negó la recompensa, que de una u otra manera en esta ocasión fue a recaer en manos de Jorge Lorenzo, que pudo resarcirse en cierta medida de su mala suerte en Motegi (Japón).

Ahora son solamente once puntos los que separan a Lorenzo y Rossi en su lucha por el título mundial y como ya apuntó Marc Márquez en sus declaraciones, serán los terceros -seguramente él- los que se conviertan en jueces de la contienda hasta el final.

Mala suerte para Kent

Peor suerte aún corrió el británico Danny Kent (Honda), quien podía proclamarse matemáticamente campeón del mundo en Phillip Island, pero al final nada de nada.

La penalización de entrenamientos, con la pérdida de seis posiciones en la formación de salida a pesar de ser el más rápido, ya fue un presagio de lo que podría suceder y sucedió.

En la carrera, Danny Kent primero se vio fuera de la pista en la caída del italiano Francesco Bagnaia y luego le tiró al suelo otro italiano, Niccolo Antonelli, cuando estaba adelantándolo para recuperar el terreno perdido en la anterior.

El hecho de que junto a Danny Kent se cayese su más directo rival, Enea Bastianini, pareció abrirle el camino del título incluso desde su taller, pero el portugués Miguel Oliveira tenía al llegar a Australia unas mínimas opciones matemáticas de continuar luchando y las aprovechó a la perfección firmando la cuarta victoria del curso.