Entre semana, a las nueve de la noche y con los dos equipos cansados tras jugar hace tan solo dos días un partido de competición continental. El derbi coruñés pilla a Liceo y Cerceda a deshora y antes de tiempo, pero ninguno querrá dejar escapar su oportunidad de doblegar al máximo rival. Aunque la victoria solo otorga tres puntos, igual que el resto, tiene el valor añadido del triunfo moral. Y ambos lo necesitan porque no llegan en su mejor momento y lejos de sus objetivos. El de los verdiblancos es luchar por todos los títulos, incluido el de la OK Liga, y dos derrotas en las cinco primeras jornadas lastran su trayectoria. El del conjunto dirigido por Juan Copa, en cambio, es la salvación y se plantan en el Palacio de los Deportes de Riazor en la penúltima plaza de la clasificación y después de haberse dejado en Matera parte de sus aspiraciones de pasar ronda en la Copa CERS. Pese a que las condiciones externas estén en contra, todos se vestirán sus mejores galas para hacer del partido el espectáculo que el hockey sobre patines gallego se merece.

Como siempre, el Liceo es favorito y más en casa. Desde la vuelta del Cerceda a la máxima categoría hace tres temporadas, solo se vio sorprendido en el primer choque. Era, además, su primera derrota en un derbi coruñés en la máxima categoría pues ni el Dominicos ni el Liceo La Paz en su momento ni el Cerceda en su primera etapa en la OK Liga pudieron hacer frente al potencial verdiblanco. Después, dejó las cosas en su sitio en el partido de la segunda vuelta con una goleada (11-4) y el pasado curso se impuso tanto en el González Laxe (2-5) como en el Palacio de Riazor (4-2) y en los cuartos de final de la Copa del Rey (8-1).

Si no hay dudas del favoritismo de los locales, sí hay más incógnitas sobre su rendimiento porque ha intercalado buenas actuaciones con otras que no estuvieron a la altura de sus expectativas. Se dejaron remontar en el debut liguero contra el Reus y después cedieron en su visita al Caldes, un recién ascendido. Pero también dieron un recital ofensivo en Lleida y contra el Alcoy y el pasado sábado maniataron al Viareggio italiano, un rival con mucho gol y que solo anotó a bola parada. Jepi Selva marcó una falta directa y un penalti en los minutos finales, con todo ya decidido. De lo que no hay dudas es de la calidad de una plantilla que juega de memoria, con veteranos estrella como Jordi Bargalló y Josep Lamas y jóvenes ya consolidados como Toni Pérez y Pau Bargalló, que con siete goles es el máximo goleador liceísta y su lanzador estrella de faltas directas.

El Cerceda, por su parte, está en un proceso de cambio en un año que puede considerarse de transición. Se han ido parte de las piezas que fueron su seña de identidad en las últimas temporadas y que le habían llevado desde Primera a clasificarse para Europa. Y está sufriendo. El comienzo del curso está siendo duro porque además le ha coincidido con el Tourmalet. Como resultado, solo dos puntos en su casillero. La lectura positiva es que fueron fruto de dos empates ante dos rivales de prestigio como el Noia y el Vendrell. Y es que los rojiblancos se crecen ante los grandes equipos, un aviso para el Liceo.

La base de la plantilla es sólida con Willy Domínguez y Martín Rodríguez que se han ido rotando bajo palos; y Joan Grasas y Pablo Togores como directores del juego y marcadores del estado del equipo. Si ellos están bien hay más opciones que el Cerceda pueda desarrollar su juego. Jacobo Mantiñán como todoterreno y Peli Fernández, la principal referencia ofensiva -tanto él como Togores llevan cuatro goles; Candamio tres-. Empiezan los problemas con las rotaciones porque entran jugadores sin experiencia. Adrián Candamio, Jacobo García e Iñigo Artacho disputan sus primeros partidos en la OK Liga y todavía están pillándole el ritmo a la competición. El banquillo, de hecho, puede marcar la diferencia. Si el Cerceda consigue aguantar de inicio el vendaval del Liceo, el rendimiento de las segundas unidades puede decidir. Protagonismo para todos.