La selección española mantiene vivas sus aspiraciones de acceder a las semifinales del Europeo de Polonia, tras imponerse a Hungría, en un encuentro en el que el conjunto español, lastrado por la ansiedad, se condenó a un terrible sufrimiento durante los sesenta minutos.

Un auténtico suplicio para los de Manolo Cadenas, que no pudieron respirar hasta el segundo final, cuando Valero Rivera puso desde el punto de penalti el definitivo 31-29, que permite a España seguir soñando por pelear por las medallas, aunque para ello, deberá mejorar de manera radical.

Ansioso por resolver el encuentro cuanto antes, el conjunto español no tardó en caer en la precipitación tanto en defensa, donde en ausencia del lesionado Gedeón Guardiola España volvió a apostar por un 5-1, como en ataque.

Una ofensiva en la que la selección se empeñó en resolver de primeras cada una de sus acciones con precipitados lanzamientos lejanos, que tuvieron como resultado la escapada del conjunto magiar (3-6).

Resultado que encendió todas las alarmas en el banquillo español, que se vio obligado a pedir con urgencia un tiempo muerto, para aclarar las ideas de unos perdidos "hispanos", empezando por la defensa a la que Manolo Cadenas ordenó volver al tradicional 6-0.

Un cambio que dotó de algo más de solidez a la retaguardia, que pese a su mejoría nunca fue capaz de detectar los movimientos tanto del central Kornel Nagy como del lateral Laszlo Nagy.

Sólo la enorme diferencia que existe entre los titulares y el banquillo del equipo magiar, que bajó notablemente sus prestaciones sin Kornel y Laszlo Nagy sobre pista, permitió a España igualar (15-15) el marcador.

La imagen mejoró tímidamente en el arranque de la segunda mitad, pero la selección siguió sin encontrar la fórmula en defensa, al menos, para contener a Laszlo Nagy.

Ni el relevo en la portería, en la que Sterbik sustituyó tras el descanso a Pérez de Vargas, sirvió para frenar a un Nagy. Una delicada situación que solventó la irrupción de Joan Cañellas. Pero el conjunto español estaba condenado a sufrir hasta el final, cuando forzó un postrer penalti que sirvió para certificar el triunfo (31-29) español.