Estefanía Mariño, o Steffi, como así la llama su círculo de amigos, no es una deportista al uso. Gracias a su talento precoz es actual número 1 del ranking gallego y campeona por equipos de la comunidad en todas las categorías. Una oportunidad brindada por el Club de Tenis Coruña, donde su padre Chema Mariño y Iago Fernández forman parte del equipo de entrenadores de la escuela y pulen su talento.

A pesar de no superar los dieciocho años, transmite un carácter muy maduro para su corta edad. Y es que el trabajo diario de Estefanía como tenista no es precisamente fácil. "Hay momentos francamente duros. El apoyo de la Federación es nulo, no se realiza ni un seguimiento de los entrenamientos ni se ofrecen ayudas para un calendario de competiciones acorde al nivel en el que estás", se queja.

Pero las adversidades no desaniman a la joven tenista. Aunque se enfrenta a un camino lleno de obstáculos, sabe que tomó la decisión correcta cuando tan sólo contaba con nueve años: "En 2007 me di cuenta de que realmente podía jugar a nivel nacional. Por aquel entonces, gané una prueba clasificatoria para el Campeonato de España en Vigo". Conseguiría así estar entre las ocho mejores chicas menores de diez años y jugar su primer máster en Barcelona.

Antes que ella misma, Iago Fernández, entrenador del Club de Tenis Coruña, tuvo claro que Steffi jugaba al tenis de una forma diferente. "Me impresionó desde la primera vez que la vi entrenar con ocho años", recuerda. Y añade: "Tiene el mejor golpe revés de Galicia entre las chicas de su edad y una cabeza privilegiada, sabe leer muy bien los partidos". Por su parte, Chema Mariño, padre y entrenador de la joven también en el club coruñés, tiene claro que el tenis llegó a la vida de su hija de un modo natural. "Desde pequeña vivió muy cerca el tenis, conoció a niños que venían a las clases y progresivamente fue entrando en el deporte", comenta.

La joven tenista entrena diariamente una media de tres horas. "Desde los doce años empecé a estudiar a distancia para poder compaginarlo", explica Estefanía. Precisamente, las condiciones de entrenamiento son una dificultad añadida en su formación como tenista: "Hasta los 12 años entrenaba en una pista municipal al aire libre muy resbaladiza. A pesar de que renovaron la superficie las condiciones para jugar no son las más adecuadas". Cuando la meteorología gallega no es la mejor, ella y su padre optan por un polideportivo. "Tiene pintada la pista de tenis pero dispone de líneas para otros deportes. La superficie es realmente rápida por lo que prepararse bien para un torneo fuera de Galicia supone un nuevo problema", lamenta.

Estefanía forma parte de la generación del 97. Una de las que cuenta con más nivel y el mejor ejemplo es la tenista catalana Paula Badosa, actual campeona júnior de Roland Garros. "En torneos regionales de fuera compiten chicas con más nivel, entrenan juntas y disponen de más medios", analiza. En comparación, Galicia todavía tiene un largo camino por recorrer: "Aquí hablaríamos de dos o tres tenistas que podríamos estar al mismo nivel. Vivimos todas lejos. En A Coruña no hay nadie de mi generación para entrenar, y al final, se pierde ritmo de cara a salir a competir fuera".

Previsiblemente este será un año de despedida ya que Estefanía baraja varias oportunidades de universidades estadounidenses. Por eso sueña con el Campeonato Gallego que se celebrará en julio como broche de la temporada. "Mi salto a EEUU es para intentar dejar una puerta abierta al tenis aunque al final somos muchos los que luchamos por lo mismo. Mi prioridad es tener unos estudios que me permitan tener una alternativa", concluye.