Ganar por novena vez el torneo de Montecarlo emocionó a Rafa Nadal como si fuera la primera. El español estalló de alegría y de rodillas celebró en la pista central de Country Club su victoria ante el francés Gael Monfils, por 7-5, 5-7 y 6-0. Hincado, doblado, en el fondo de la pista tras conectar un formidable paralelo de derecha con el que acabó con la resistencia del francés, desarbolado y derrotado físicamente, y gritando de alegría. Nadal festejó su victoria en la final número cien de su carrera. Su primer Master 1.000 en dos años. Después de caer este año en la final de Doha, perder en las semifinales de Buenos Aires, Río de Janeiro e Indian Wells, alzó por fin el título 68 de su historial.

"Hemos trabajado mucho para vivir momentos así", dijo en la entrega de premios, recordando cuanta sequía ha tenido que vivir a la sombra del serbio Novak Djokovic, y cuanta amargura tras dejar pasar la pasada temporada sin ganar un Grand Slam ni un Master 1.000. El título de Montecarlo supone igualar precisamente los 28 Masters 1.000 de Novak, derrotado a las primeras de cambio por el checo Jiri Vesely, y situarse a uno del récord del argentino Guillermo Vilas en cuanto a torneos ganados sobre tierra batida (49).

Antes el zurdo de Manacor tuvo que agotar a Monfils, el primer francés que disputaba la final de Montecarlo desde que Cedric Pioline lo ganó en 2000. El tenista de París ofreció la resistencia más dura de todos los encuentros anteriores disputados sobre tierra contra el español, y hubo momentos en los que creyó en la victoria. Nunca había sido capaz de ganarle un set a Nadal sobre tierra y ayer se hizo con el segundo de la final gracias a que supo darse cuenta de que jugar de tú a tú al considerado mejor en la historia sobre tierra batida era un suicidio y decidió cambiar ritmos, amartillar con su saque y bombardear con su prodigiosa derecha la defensa del español.

Hubo momentos que el francés se tambaleó y parecía no poder tenerse en pié. Pero tocado por un afán de superación casi mágico, resistió como pudo para ganar el segundo parcial y plantear luego la duda. Algo que se desvaneció casi de inmediato, tras regresar Nadal de los vestuarios, y no bajar el pie del acelerador en el tercer parcial. Ya con nueve títulos en Montecarlo y en Roland Garros, Nadal encara esta semana que comienza Barcelona, donde ha triunfado ocho veces. Sigue después Madrid, Roma y Roland Garros.