Javier recibe un premio de una categoría tremenda, a la altura de sus logros. Muchos, desde el mundillo del triatlón, creemos que debería haberle llegado antes. Posiblemente nuestro deporte no era tan conocido hace unos años y eso dificulta ser galardonado. Con este premio Javier deja el triatlón en un nivel muy alto, y ahora sí que podemos decir que se ha ganado un sitio entre los más populares. Y lo mejor es que le queda mucha cuerda.

Sinceramente me esperaba que uno de estos años se lo concedieran. No podía ser que el ruido que hacía no llegara al jurado y que no se decantaran por él.

Son muchos los recuerdos que guardo junto a Javi. Hace años volviendo de Nueva Zelanda, al llegar a casa no podíamos dormir con el cambio horario y salíamos a conducir de noche. Me acuerdo que paramos en un bar bien temprano y nos atendieron pensando que veníamos de fiesta. Y claro, nos reconocían. Debían pensar que éramos unos piezas.

También guardo con especial cariño los entrenamientos que hacíamos por Doniños, en Ferrol. Esa época era todo muy auténtico: comer, dormir, entrenar, y así cada día. Y Javi transmitía ilusión y ganas, ese trabajo lo hacía sin fotos, ni prensa y le ha llevado a lo que es hoy.

Cuando me enteré de que le concedieron el galardón estaba rodando en bici, así que acabé el entrenamiento más motivado. Hoy el mundo del triatlón está de celebración. La evolución del deporte, y más con un fenómeno como Javi, se lo merecía.

Ahora me gusta salir en bici y que mucha gente que se reía de ti cuando eras pequeño haga triatlón ahora. Aunque Javi haya ganado esto, a todos nos han dado un pequeño premio. Así que le doy las gracias en alto.