Austria y Hungría recuperan esta tarde en Burdeos un clásico, el segundo más disputado de la historia tras el de La Plata (Argentina-Uruguay) en busca de un triunfo que les abra la puerta del segundo puesto en el grupo F de la Eurocopa, porque ambos consideran que Portugal será inaccesible.

Vecinos, con una historia común durante muchos años, austríacos y húngaros se han enfrentado en 137 ocasiones, en algunos casos de forma sorprendente como los 19 partidos que jugaron entre 1914 y 1918, en plena Primera Guerra Mundial. Sin embargo, tan sólo en una ocasión, en 1934 durante el Mundial de Italia (Austria 2 - Hungría, 1), fue en partido oficial.

Son dos conjuntos nostálgicos de un pasado lejano esplendoroso. En Austria se sigue añorando el Wunderteam previo a la Segunda Guerra Mundial, liderado por Matthias Sindelar, que engulló la Alemania nazi. En Hungría, siempre se recordará a los "mágicos magiares" de Ferenc Puskas, que se quedaron a las puertas de ganar el Mundial de 1954, cuando se habían convertido en el mejor equipo del mundo.

Ahora, la Eurocopa recupera este clásico, después del lapso más grande sin que se enfrentasen (10 años), con Austria como favorita pero con dudas.

El equipo de Marcel Koller completó una fase de clasificación exquisita (9 victorias y un empate) pero su rendimiento ha bajado inesperadamente desde entonces y ha perdido los tres últimos amistosos que ha disputado.

Eso no ha rebajado, sin embargo, la euforia en un país que confía en la clasificación a la segunda ronda por primera vez.

En Hungría, la atracción es el meta Gabor Kiraly, el "abuelo" del torneo, que si juega batirá el récord de edad de toda la historia de la Eurocopa.