El Madrid ganó ayer al Barcelona en el Palau Blaugrana (70-90) en el segundo duelo de la final de la Liga Endesa e iguala la serie en un partido en el que fue claramente superior, sobre todo en un inicio fulgurante con un Sergio Llull desbocado y un final aplastante, a un Barcelona que deberá ganar ahora al menos una vez en Madrid para poder volver a tener el factor pista a favor.

La final queda abierta con un triunfo para cada equipo. Ambos equipos están a dos victorias de alzarse con el título, que podría decidirse en el BarclayCard Center o de vuelta en el Palau Blaugrana. Pero si el primer partido, un espectáculo en toda regla, fue de lo más igualado, este segundo choque fue blanco, puro y duro.

Solo salvaron al Barcelona dos pequeñas reacciones, la última dejando al equipo a solo 5 puntos en el tercer cuarto, pero entonces llegó el gran hundimiento blaugrana. El Madrid llegó a tener 21 puntos de diferencia en el primer cuarto y repitió esa máxima en el último. Dos cuartos para enmarcar del Madrid y para olvidar en el bando catalán. El acierto y el punch solo llegaron desde Madrid.

El gran artífice del triunfo blanco fue Sergio Llull (20 puntos), por catapultar a los suyos en el primer cuarto, aunque al final acabó compartiendo el protagonismo con Gustavo Ayón (19). Uno desde fuera y el otro desde la pintura dejaron sin opción al Barcelona, donde únicamente Ante Tomic aguantó el tipo en anotación. Las diferencias en el marcador propiciaron una fuga prematura del público y algún que otro reproche de los que se quedaron. También tímidos pitidos al final del encuentro.

El Madrid se ahorró el sufrimiento que vivió en el primer partido, dejando ir un triunfo sobre la bocina en un partido memorable. Los blancos van a casa con 1-1 y en Madrid podría haber campeón, blanco o blaugrana. Sin duda, se abre la final.