Alemania, con un gran partido de Julian Draxler, pasó su rodillo por encima de Eslovaquia, ganó 3-0 con solvencia y alcanzó los cuartos de final de la Eurocopa con una superioridad arrolladora que la confirma como una de las selecciones favoritas al título.

Eslovaquia casi nunca fue rival. Apenas inquietó a Alemania. No porque no quisiera. Simplemente, no le dejaron. Y es que Alemania, criticada por su falta de acierto goleador, salió a por todas con un cambio definitivo.

Curiosamente, el primero en marcar fue el central Jerome Boateng, cuya presencia era dudosa antes del partido por un problema en un gemelo. No pareció afectarle mucho y marcó con un espectacular disparo de volea que sorprendió a Matus Kozacik a los diez minutos. Desde fuera del área, el defensa germano hizo el 1-0 y abrió la puerta de la goleada. Poco después, Özil se permitió el lujo de fallar un penalti en pleno zafarrancho de combate alemán. No había casi ni un respiro para Eslovaquia, encerrada en su campo sin opciones a nada y con Marek Hamsik desaparecido en combate. Alemania estaba hambrienta.

Con ese panorama, era lógico que las ocasiones se sucedieran del lado germano. Éstas llegaron en las botas de Özil, de Thomas Müller y de Draxler, que al filo del descanso creó una maravilla justo después del único susto que dio Eslovaquia. Lo solventó con muchos reflejos Manuel Neuer, que sacó una mano salvadora a un cabezazo de Juraj Kucka, protagonista instantes después del lío que le montó Draxler. El extremo alemán le encaró en la línea de fondo, le hizo una finta estratosférica y sirvió el segundo en bandeja a Mario Gómez.

Con 2-0 en contra, Alemania pudo jugar a contener para no desgastarse en exceso. Pero Draxler estaba con ganas y seguía haciendo de las suyas. Nunca dejó de intentar regates, fintas y desequilibrios por su banda. Y algunos le salieron, como una ruleta que asombró al público de Lille justo en la antesala de su premio. El jugador del Wolfsburgo se coronó con el tercer tanto. Recogió un rechace y, de volea, mandó un pelotazo imposible.