La selección española femenina de balonmano demostró que, pese a encajar ayer su primera derrota en el torneo olímpico, por 24-27 ante la todopoderosa Noruega, tiene argumentos suficientes para volver a pelear por el podio al que ya se subió hace cuatro años en Londres.

Y es que España, al igual que hizo en los dos últimos encuentros amistosos disputados ante el conjunto nórdico y que se saldaron con victoria de las guerreras, volvió a tutear a un equipo al que a día de hoy nadie le discute su condición de número uno del mundo.

La etiqueta no intimidó a las jugadoras dirigidas por Jorge de Dueñas, que a base de defensa y, sobre todo de portería, gracias a una excepcional Darly Zoqbi que cerró el primer tiempo con un espectacular 48% de paradas, contuvo hasta mediada la segunda parte del partido al gigante nórdico.