El City sometió al United en el derbi de Manchester, acogido en Old Trafford (1-2), que contempló el nuevo cara a cara entre Pep Guardiola y Jose Mourinho, en la primera cita de ambos en la Premier, inclinado claramente del lado del preparador español.

Los citizens consolidaron su liderato en la competición inglesa, donde contabilizan por victorias sus partidos, cuatro, y rentabilizaron especialmente el rendimiento ofrecido en la primera parte, donde fueron claramente a un rival aún por hacer. Cargado de grandes jugadores pero sin una determinación clara para imponer su juego.

El United, que afrontó también el choque invicto antes del parón por los partidos internacionales después de ganar al Hull, Southampton y Bournemouth, encajó su primer revés del curso. Sobrevivió hasta el final por su fe y su empuje, estimulados por las estrecheces de un marcador que mereció ser más amplio y por las indecisiones de su portero, el chileno Claudio Bravo.

Guardiola y Mourinho se mostraron fieles a sus principios. El balón fue básicamente del conjunto visitante. Acaparado por el City al son impuesto por David Silva, el hombre que marcó el rumbo del partido.

En medio de un ritmo trepidante, fue el Manchester City el que monopolizó la posesión mientras su rival se mantuvo a la expectativa. Desdibujado y superado en el centro del campo, el United acabó sucumbiendo porque. Marouanne Fellaini y Henrik Mkhitaryan sufrieron en exceso y Paul Pogba apareció a ratos en el equipo de Mourinho.