Un tanto de falta de Cristiano Ronaldo a un minuto del final castigó al Sporting de Portugal de su corazón, que tuvo en su mano el triunfo tras exhibir su potencial en el Santiago Bernabéu y desfigurar a un Madrid que acabó remontando con un testarazo de Morata que premió el orgullo (2-1).

Era un partido especial para Cristiano ante el equipo de su corazón, el club que creó una estrella mundial. Víctima del desorden, agravó la incógnita de su estado para disputar varios partidos por semana recién recuperado de su lesión de rodilla. Debe verse lejos de su mejor forma cuando huye de la banda izquierda, se instala en la zona del 9 y provoca que Benzema se pierda en un costado. Como no le llegaban balones, Ronaldo chutaba con violencia desde 40 metros y Rui Patricio enviaba el cañonazo a córner.

El justo premio para el Sporting llegaba nada más nacer el segundo acto. Se esperaba salida en tromba madridista y nada más lejos de la realidad. Una falta de entendimiento entre Ramos y Modric acabó con el balón en la zurda de Bruno César, que con un disparo ajustado al palo superaba la estirada de Casilla.

Lucas desbordaba y Morata acariciaba el gol rozando el balón de cabeza al centro de Modric, Carvajal la enganchaba fuera y la tendencia en el último cuarto de hora cambiaba. Sin Martins, sustituido con poco sentido por Jorge Jesús, la amenaza se reducía y el Madrid moriría volcado. Así llegaba el remate al poste de Cristiano, solo en el segundo palo, con todo para marcar de zurda. Y el tanto que jamás celebraría. Era el 89 cuando una falta la colocó en la escuadra y salvaba al vigente campeón de un estreno con derrota. A la heroica, sin darse nunca por vencido, llegó en la última jugada un magnífico centro de James y el remate de rabia contenida de Morata.